El tiempo ha demostrado que las propuestas de vieja data para recuperar las empresas públicas, no han tenido éxito y que, más bien, han sido un fracaso completo.

Un reflejo palmario de tal sentencia son las empresas de Energía Eléctrica (ENEE) y de Telecomunicaciones (HONDUTEL), cuyos estados financieros reflejan un completo descalabro.

Ningún avance ha sido alcanzado para los propósitos de rehabilitar las principales instituciones de servicio público del país. Son mayormente notables los desequilibrios en sus finanzas, el rezago en su aparato operativo y su derrumbe en la línea de competitividad.

En lo que respecta a la ENEE, su déficit acumulado sobrepasa los 52,000 millones de lempiras a octubre de 2019, siete mil millones de lempiras por encima del índice reportado en diciembre de 2018. Encima, se cuentan las deudas con los proveedores que suman 14,000 millones de lempiras.

Y en lo que concierne a la Empresa de Telecomunicaciones, se resaltan las proyecciones que indican que la institución cerrará el presente período con un déficit de al menos 400 millones de lempiras.

Mensualmente, la entidad de las telecomunicaciones registra pérdidas no menores a 15 millones de lempiras. Para recuperar sus signos vitales se ha planteado la entrada en operación de un socio estratégico, aunque no se ha caminado mucho en este terreno.

Estamos muy distantes de lograr el saneamiento y desarrollo de las empresas de energía y de las telecomunicaciones. Y es que nunca fue fácil plantear soluciones, porque ambas dependencias entraron desde hace mucho tiempo en una situación de deterioro que poco a poco les llevó a su agonía.

En la ENEE, el balance cayó a su punto más grave como resultado de su burocracia, de las leoninas deudas con los generadores térmicos y de las pérdidas técnicas y No técnicas que hoy día superan con creces el 30 por ciento.

De otro lado, siempre se alertó sobre el colapso de la empresa de telecomunicaciones; sin embargo, No fue sino hasta que la situación tocó fondo que se han esbozado algunas opciones para proveerle oxígeno.

La recuperación de la ENEE y de HONDUTEL depende de la adopción de medidas esenciales y complementarias de tipo técnico, administrativo y operativo que coloquen a las empresas de energía y de telecomunicaciones en el terreno favorable de competitividad.

Sabemos que la suma de factores como la empleomanía, la corrupción y la invasión de los políticos en cargos que deberían ser ocupados por técnicos, detuvieron la evolución y aceleraron el desplome de las instituciones que son parte de la soberanía y del patrimonio nacional.

Lo que queda es acelerar la ejecución de políticas que hagan posible que la ENEE y HONDUTEL se vuelvan eficientes y estén ligadas íntimamente con el desarrollo del país.