La violencia criminal se ha desbordado. Los mismos registros oficiales ponen de manifiesto que las acciones de los grupos delictivos de alta gama está recrudecida y va en ascenso.

El número de homicidios se elevó en al menos cuatro por ciento en los primeros ocho meses de 2019, en comparación con el mismo período del año anterior.

Agosto se ha configurado como uno de los meses más violentos con 369 sucesos sangrientos a nivel nacional, en contraste con 287 que se habían reportado en igual intervalo de 2018, un incremento del 30 por ciento.

Abril, mayo y junio también han tenido ese comportamiento. En ese trimestre, fueron perpetrados mil setenta y seis crímenes, contra 860 ejecutados en similar período de 2018; es decir, un aumento de 25 por ciento.

En los meses de abril, mayo, junio y agosto, el promedio de hechos punibles ocurridos ha oscilado entre 11 y 12 cada 24 horas, en contraste con la variación de nueve o diez muertes violentas sucedidas diariamente en enero, febrero, marzo y julio.

Un dato que es puesto en relevancia es que la tasa de homicidios parcial al corte de mes es de 27.89 en 2019, frente a 27.05 registrada en 2018.

Llama la atención la suma de masacres alcanzadas a la fecha. Éste es un fenómeno que los especialistas en criminología atribuyen a la dinámica del narcomenudeo y la extorsión en territorios donde la criminalidad no había tomado semejantes ribetes.

Cortés, Olancho y Francisco Morazán, son los departamentos que soportan hasta ahora los ataques más fuertes de las agrupaciones delictivas de alto impacto.

Va en incremento la inseguridad, con el riesgo de que se salga de control, a pesar de la puesta en operación de una serie de fuerzas y unidades élite que, de momento, han arrojado modestos resultados.

Los expertos coinciden en que la estrategia de lucha contra la violencia criminal debe ser replanteada, debido a los malos resultados obtenidos este año y que conducen a afirmar que la batalla puede ser saldada con creces a favor de los grupos de criminales.

Las grandes fallas en la batalla contra las células cancerígenas de la sociedad están asociadas con un atrofiado sistema de investigación, la inconsistencia en el manejo de la prueba científica y en la maltrecha red carcelaria.

Porque si todo está basado en la masiva detención de criminales que luego son puestos en circulación, entonces la guerra a la inseguridad y las acciones para reducir la impunidad, sigue siendo una "fachada".