El Impuesto sobre la Renta ha sufrido el desplome más significativo entre todos los renglones de ingresos tributarios, a causa de la paralización de la economía por motivo de la pandemia.

Para el período enero-junio de 2020 se había presupuestado una recaudación de 19 mil 700 millones de lempiras en concepto de Impuesto sobre la Renta; sin embargo, las recaudaciones llegaron apenas a 12 mil 150 millones de lempiras.

En el caso de la percepción de dinero por ventas, consumo y producción, la caída ha sido de 22 por ciento. La meta que se había fijado era de 24 mil millones de lempiras, pero el pago solo llegó a 18 mil 700 millones de lempiras.

En el apartado de servicios y actividades específicas, se había previsto que los ingresos serían de 9 mil 400 millones de lempiras, de los cuales únicamente fueron percibidos 7 mil 500 millones.

Más impuestos

Por el lado de las importaciones la entrada de recursos se redujo en 500 millones de lempiras y en el Impuesto sobre la Propiedad la entrada se redujo en 160 millones de lempiras entre enero y junio de 2020.

Se esperaba que los ingresos no tributarios se reflejarían en 2 mil millones de lempiras; sin embargo, la recaudación solo cubrió 1,700 millones, detalla un informe de la Secretaría de Finanzas.

En general, los ingresos corrientes se habían proyectado en 58 mil 900 millones de lempiras, pero lo recaudado alcanzó la cifra de 42 mil millones, una diferencia de 16 mil 900 millones que representan el 28 por ciento.

Un análisis del Foro Social de la Deuda Externa (FOSDEH), resume que ante la drástica reducción de los ingresos fiscales el Presupuesto de la República debe ser reorientado.

Esta readecuación de los ingresos y de los egresos se fundamentaría en una reducción del gasto corriente, una baja en los salarios devengados por los altos funcionarios, la eliminación de beneficios adicionales otorgados a los burócratas de primera categoría y la revisión de la estructura estatal, con el fin de volver más liviano y pequeño al gobierno.

Deterioro fiscal

Autoridades de la Secretaría de Finanzas apuntaron que el fisco hondureño entrará en un proceso de reorientación y contención para evitar un mayor deterioro fiscal.

El reacomodamiento de los estados de cuenta del país es una cuestión inaplazable, ya que no solamente se trata de abrir la economía, sino de reactivar las actividades productivas y los servicios para menguar el golpe de la crisis.

En sentido contrario, los ingresos públicos serán insuficientes para atender las primeras necesidades como son la salud, la educación y la seguridad alimentaria de la población. Y el resultado será la combinación de una economía en recesión, una población desempleada, un mercado sin circulante y un estallido social en progreso.

La fórmula para responder a los tiempos de dificultades mayúsculas está dada por un gobierno más delgado y eficiente, un menor endeudamiento público, la administración oportuna y transparencia de los recursos, además de una atención mejor focalizada de los sectores sociales más postergados y que ahora parecen condenados a vivir en la extrema pobreza a causa de la pandemia.