Los argumentos expuestos por el Gobierno y por los estudiosos de las finanzas son contradictorios. Mientras los funcionarios de la Administración Central aseguran que Honduras mantiene el control sobre el endeudamiento, los críticos aseguran que las finanzas están en la inestabilidad.

En un período de siete años, la deuda del país se ha incrementado en más de 60 por ciento, porque ha pasado desde 8,000 millones de dólares en 2014 a más de 13,000 millones de dólares en 2021.

Organismos que están en desacuerdo con la política de contratación de fondos frescos, aseguran que -en realidad- la deuda del país ronda los 16,000 millones de dólares a la fecha.

De conformidad con las cifras gubernamentales, los préstamos nacionales y externos no sobrepasan el 55 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

En contraposición, organismos dedicados al estudio de la rama como el Foro Social de la Deuda Externa (FOSDEH), han advertido que los compromisos de deuda sobrepasan el 65 por ciento del PIB.

Para los especialistas en finanzas, el problema no es que Honduras tome empréstitos; en cualquier caso, no tiene otro camino que endeudarse ante la caída de las recaudaciones tributarias y las crecientes demandas para el pago de sueldos y salarios, cubrir las necesidades de salud, educación y otras prioridades.

Lo de fondo es que los recursos van dirigidos al gasto corriente, lo que significa que no tiene resultados eficientes; más bien representa un sacrificio, ya que el país paga más de 40,000 millones de lempiras al año por el servicio de deuda.

Se interpreta, entonces, que mientras más se endeuda el país, hay mayor disponibilidad de dinero para el gasto, no para elevar las condiciones de vida de la población.

Pese a que los altos cargos y voceros gubernamentales insisten en que se ha ejercido disciplina fiscal, los economistas de instituciones nacionales y regionales sostienen que las próximas autoridades del país tendrán que endeudarse más y poner en marcha un ajuste severo.

El tamaño de aparato estatal ha seguido creciendo, lo mismo que la contratación de deudas; en sentido contrario, la pobreza y la calamidad de los sistemas de salud y educación de los hondureños han ido en deterioro. No ha servido de nada, entonces, el sacrificio de un elevado endeudamiento.

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