Y es que la misma presidente, Xiomara Castro; el exgobernante y asesor, Manuel Zelaya Rosales; y funcionarios de nivel intermedio, han mostrado su irritación contra la diplomática, luego que ésta expresara su solidaridad con la directora del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), Gabriela Castellanos.

Como se recuerda, Shackelford acompañó a Castellanos en la conferencia de prensa en la que denunció haber sido objeto de intimidaciones de parte del aparato gubernamental y sostuvo que ha regresado a Honduras para “ver en la cárcel a los corruptos”.

La intervención de la representante residente en cuestiones políticas no es consecuente con la misión que lleva a cabo la Organización de Naciones Unidas en Honduras, acusaron ministros del Poder Popular.

En esa misma línea, los burócratas de la gestión de Libre han demandado a Shackelford que rinda explicaciones por su presunta intromisión y parcialismo.

La presidente, Xiomara Castro, enfiló sus cuestionamientos a la diplomática. A través de sus redes sociales, la gobernante lanzó el siguiente mensaje: “es inaceptable la politización de la ONU”.

En esa misma ruta de acusaciones, el exmandatario Manuel Zelaya Rosales señaló que el Sistema de Naciones Unidas se ha prestado a lo que él cataloga como “juego político y perverso del Consejo Nacional Anticorrupción”.

Líderes de organismos de la sociedad civil han lamentado que mientras se realizan supuestas gestiones para la llegada de la CICIH se haya emprendido una campaña de ataque contra la ONU.

Que haya un Estado de Derecho sólido y que se respeten los contrapesos de la democracia, han reclamado miembros de la Asociación para una Sociedad más Justa, en oportunidad de negar que exista una intención de desestabilizar al Gobierno desde los espacios críticos al actual orden de cosas.

Organizaciones no Gubernamentales han enfatizado en los riesgos que supone que el poder político haya desatado una campaña de desprestigio y de descrédito contra los grupos que reprueban el rumbo que le ha impreso al país el actual régimen.

En un punto concuerdan líderes de la empresa privada, la academia y politólogos: La institucionalidad se debilita, mientras el país se polariza cada vez más.  

Esto ha provocado desaliento entre la población, mayor pobreza, emigración irregular, menos inversión, más desempleo y menores posibilidades de desarrollo.

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