Honduras es el país con el mayor crecimiento de contagios de covid-19 en el área y también el que está a la zaga en cuanto a la cobertura de pruebas de diagnóstico y la cifra de enfermos recuperados.

Pero está en la cima de las naciones con el más alto porcentaje de letalidad. Mientras en Costa Rica, la mortalidad es de 0.8 por ciento y en El Salvador y en Guatemala es menor al tres por ciento, en Honduras apenas ha retrocedido y se sitúa entre el cinco y seis por ciento.

Los expertos han explicado, una y otra vez, que toda estrategia para contener la pandemia debe estar afincada en la cobertura de los exámenes de detección del covid-19.

La realización de una gran cantidad de pruebas es vital, enfatizan los análisis epidemiológicos que se basan en una premisa, al menos teórica: Los casos reportados no pueden sobrepasar a la cifra de muestras procesadas.

Los documentos que han sido elaborados de manera prolífica para comparar la condición epidemiológica de los países de la zona, concuerdan en señalar que Honduras tiene una de las tasas más bajas de pruebas de covid-19 a nivel mundial.

Hasta el momento, el país ha completado un poco más de 8,000 pruebas de diagnóstico, frente a un número superior a 39,000 que ha realizado El Salvador y 17,000 de Costa Rica.

Los especialistas han sido claros al anotar que mientras las tasas de “rastreo” de pacientes no sean expandidas, será más difícil elevar los porcentajes de sobrevivencia y “aplastar” la curva de mortalidad.

Estas condiciones se cumplen en la realidad de Honduras. A la fecha, se han recuperados un poco más de 200 contagiados por el nuevo virus que hasta ahora correspondía a un diez por ciento.

El Salvador supera ese indicador en 50 por ciento y Costa Rica casi los triplica, según lo subrayan los reportes elaborados por los organismos de salud regionales.

Honduras está llegando a la fase en la cual ya no hay retroceso en la diseminación exponencial del patógeno, todos son sospechosos y cuando es imposible saber en qué momento puede ser aplanada la curva. El país llega a los dos millares de casos confirmados y 200,000 contagiados. Lo más difícil está por venir.