Hoy celebramos el bicentenario de nuestra emancipación política. El sentido cabal de la independencia, el sentimiento patrio, la razón de la pertenencia a la patria, son conceptos profundos que, obviamente, tienen su respaldo en hechos históricos.
¿Qué significado tiene hoy día la independencia, los valores cívicos y el legado de nuestros próceres que hicieron grande la patria centroamericana?
Los movimientos y luchas emprendidas por los hombres más preclaros de la historia de nuestros pueblos nos dejaron grandes legados: La defensa legítima del derecho a la libertad, el compromiso con la preservación de la soberanía, la búsqueda del bienestar general y el cultivo permanente del pensamiento de avanzada que hace evolucionar a las sociedades.
Desde 1821, año de la proclamación de la independencia, hasta nuestros días, los pueblos de Centroamérica hemos enfrentado la necesidad de caminar hacia el desarrollo de nuestras naciones y de fomentar el respeto a los principios de soberanía, igualdad y libertad.
Han pasado 200 años. Mantenemos vivas las aspiraciones de cosechar liderazgos más conscientes y honestos para dejar de lado todos aquellos males como la corrupción, la violencia y la pobreza que afectan No sólo a Honduras, sino a los países vecinos con quienes compartimos las mismas necesidades y problemas de tipo social, económico y político.
Los años de esclavitud No cambiaron con la proclamación de la independencia. Hoy día, somos pueblos en vías de desarrollo, y sumidos en el retraso, en condiciones de pobreza y en la ignorancia.
En los tiempos que corren No podemos negar que hemos perdido nuestra soberanía moral y muchas de nuestras raíces culturales, a lo que debemos agregar las profundas dificultades que nos ha traído la pandemia.
Hoy como ayer somos vasallos, pero No de la colonia. Ahora estamos atados a una crisis de liderazgo, a una resquebrajada democracia, a las calamidades económicas, a la violencia y a una intensiva cultura de la corrupción.
En el bicentenario de la independencia, es nuestro deber cívico rescatar el espíritu de un pueblo bravío que lucha por vencer los obstáculos y por romper las cadenas del subdesarrollo en todas sus expresiones.
Los políticos que se desgarran por la conquista del poder en las elecciones de noviembre de este año, los empresarios, los dirigentes obreros, los campesinos, los académicos, las iglesias; todos los hondureños, sin excepción, estamos obligados a unirnos en un compromiso con la patria, en una voluntad indeclinable en la búsqueda del bien y en un pacto por la justicia.
Sólo esa vía puede conducirnos a renovar nuestro fervor patriótico y a procurar la verdadera independencia de nuestra patria. ¡Feliz Bicentenario, Honduras!
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