Los indicadores económicos y sociales de Honduras son los peores y no necesariamente por la pandemia del covid-19 y el paso de los eventos naturales Eta y Iota que vinieron a acentuar los problemas del país.

El país ha retrocedido 26 posiciones en el Estado de Derecho y 46 escalones en transparencia, lo que es un indicativo de los altos niveles de corrupción que también ha incidido en la exclusión de la Cuenta del Milenio.

El Producto Interno Bruto se desplomó en casi diez por ciento en 2020, aunque esta variable ya mostraba una pronunciada caída antes de la peste y de las tormentas tropicales.

Honduras ha ido hacia atrás en materia de competitividad en unos 29 puntos y la inversión extranjera directa se había reducido en 48 por ciento al cierre de 2019.

La situación de la mayoría de la población no podía estar en mayor predicado. El índice de desarrollo humano de Honduras es el más bajo del área centroamericana, anclado en la posición 132.

No se quedan cortas estas mediciones. Cuatro de cada 10 hogares vivían con menos de un dólar antes de las emergencias; además, el 96 por ciento de la población económicamente activa trata de salir adelante con menos de dos salarios mínimos.

La mayoría de la población hondureña sobrevive con menos de un dólar al mes. (Foto: Hondudiario)

Salarios desproporcionados

Al darle una revisión a estas variables, los empresarios, los industriales y organismos de la sociedad civil que dedican gran parte de sus esfuerzos a desmenuzar la realidad del país, concuerdan en que es "indigno" que altos cargos de dependencias estatales hayan aprobado, para beneficio propio, "jugosos" ajustes salariales.

Como se sabe, los interventores de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), se recetaron aumentos de 50 mil lempiras, de tal suerte que el salario devengado por estos burócratas se movió desde 120 mil lempiras a L170 mil.

Estos tres personajes se llevan medio millón de lempiras mensuales sin mayores méritos.

Y, en esta misma línea de abusos y consideración a los "tiempos de vacas flacas" que vive el país, las autoridades y puestos clave del Banco Central de Honduras se impusieron alzas escalonadas de entre 14 mil y 16 mil lempiras.

Los sectores críticos han urgido la construcción de un plan que haga posible elevar la calidad del gasto, renegociar la deuda pública y someter a una reingeniería todo el aparato gubernamental ineficiente, obeso e improductivo.

¿No es una ofensa para la mayoría de los hondureños que se han empobrecido aún más en la última década?

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