Honduras es el país del Triángulo Norte donde la violencia criminal ha escalado más, lo que ha incidido para que la población afectada emprenda la ruta de la emigración irregular.

Los datos recopilados por organismos regionales, revelan que desde hace dos años la comisión de homicidios se ha incrementado en mayor porcentaje en Honduras, respecto a Guatemala y El Salvador.

De ahí que el país se haya convertido en principal expulsor de gente que se va huyendo del entorno hostil para la convivencia, sumado a la falta de oportunidades, en general.

El Sistema Estadístico Policial de Honduras reportó en 2019, unos 3,996 homicidios, la Policía Nacional de El Salvador registró 2,398 hechos violentos y el Ministerio de Gobernación de Guatemala dio cuenta de 3,578 muertes sangrientas.

El año pasado, Honduras cerró con 3,482 homicidios, por encima de El Salvador que acumuló 1,322 eventos sangrientos y arriba de Guatemala, donde se cometieron 3,578 asesinatos en 2020.

En el período entre 2015 y 2020, Honduras suma un número más elevado de homicidios: 25,372; luego aparece Guatemala, con 23,744 crímenes; y El Salvador, con una 22,934 muertes violentas.

En el año en curso, la tendencia es la misma. Un análisis del sitio especializado Insight Crime pone en perspectiva que el problema de la inseguridad es espinoso, porque las pandillas siguen siendo uno de los motores de la violencia homicida y las redes del crimen organizado mantienen sus rutas de transporte de droga y de emigrantes hacia Estados Unidos.

Los analistas tienen criterios semejantes en términos que cualquier estrategia implantada por Estados Unidos para desincentivar la emigración ilegal debe ir dirigida a apoyar las acciones para mejorar la seguridad ciudadana y para combatir las asociaciones criminales.

El presidente de Estados Unidos, Joseph Biden, ha sido específico en esa temática. Al arribar a los primeros cien días de su gobierno, ha declarado que hay que llegar a la raíz del problema, al fondo del porqué la gente está huyendo a la frontera desde Honduras, El Salvador y Guatemala.

Hombres, mujeres y niños se van para no ser alcanzados, particularmente por la violencia criminal que se mezcla con otros factores como la corrupción, la inestabilidad política y el hambre como detonantes de la emigración irregular.

La emigración de hondureños a Estados Unidos sigue siendo un signo de que en el país no se ha dado respuesta a las necesidades de la gran mayoría de la población que se debate en la violencia, la  corrupción y la impunidad. Y sin una intervención coordinada y de dimensión regional, será difícil cambiar ese panorama oscuro.

Te podría interesar: Dos niñas hondureñas halladas en frontera esperan en Miami a sus padres