Según datos estadísticos, Honduras se encuentra entre los países que más consumen bebidas embriagantes durante la celebración de la Navidad y despedida del año, convirtiendo la fiesta cristiana de conmemoración del Nacimientos del Niño Dios, en una celebración pagana.

De acuerdo a cifras correspondientes a años anteriores se consumen aproximadamente unos 70 millones de cervezas, además de las exorbitantes cantidades de otras bebidas embriagantes como aguardiente, ron, whisky, vodka y tequila, entre otras.

“Somos gallos para empinar el codo… para eso si somos buenos los hondureños”, expresó con tristeza uno de los miembros de los grupos de Alcohólicos Anónimos, AA, al conocer que seguimos siendo ubicados entre los países que más consumen alcohol en las fiestas de Navidad y año nuevo.

Y a pesar que somos una de las naciones más pobres del globo terráqueo y que el consumo de estas bebidas embriagantes es una de las principales causas de las desgracias y de la gran miseria de muchas familias, se continúa abusando de las bebidas alcohólicas a vista y paciencia de la misma sociedad hondureña.

“Todos nos hacemos de la vista gorda” cerrando los ojos ante los incontables males que padecen los compatriotas que son presa del infernal vicio del alcoholismo, que desune y destruye a familias enteras”, manifestó otro ciudadano al momento de conocer esta noticia.

Por eso hoy nos preguntamos, si el alcohol produce tanto daño, ¿Por qué no hay una campaña al respecto? ¿Será que el dinero que nos pagan a los medios de comunicación en concepto de publicidad, sirve también como mordaza y nos impide hablar sobre del tema?

Está más que comprobado que la mayoría de las muertes no naturales y que suceden no solo durante la temporada Navidad, sino que también en la despedida del año, son provocadas por personas que se encuentran bajo los efectos del alcohol.

Porque aunque de todos es conocido que el alcohol disminuye nuestras habilidades físicas y mentales, nunca falta el imbécil que porta un arma o conduce en estado de ebriedad, exponiendo de forma irresponsable su vida y la de los demás.

Pero en vez de restringir su venta y consumo, más bien se fomenta en una época que debería ser para el recogimiento espiritual, para conmemorar el Nacimiento del Redentor del Mundo, porque erróneamente y por intereses económicos, ha sido convertida en una gran fiesta comercial.

Por: Mario Rodríguez (El Ribereño)