Cada vez resulta más difícil para la mayoría de la población asumir el coste de los alimentos y de los servicios básicos.

Las agrupaciones que defienden los derechos de los consumidores fuerzan para que el Gobierno congele los precios de los productos, una medida que las autoridades todavía no plantean como viable.

En el período entre enero y mayo de 2022 el precio de la cesta de productos esenciales se ha disparado en por lo menos cinco por ciento al pasar de 9,400 lempiras a una suma que roza los 10,000 lempiras.

En diciembre de 2021, el conjunto de bienes de consumo tenía un precio de 9,400 lempiras, una cantidad que se ha alzado en 500 lempiras.

Un informe de la Secretaría de Trabajo detalla que en los últimos cinco años, la cotización de la canasta básica ascendió en 30 por ciento. En 2017 tenía un valor de 8,200 lempiras; en 2018, ascendió a 8,400 lempiras; y a finales de 2019, el coste de la canasta básica alcanzó 8,700.

En 2020, una familia promedio de cinco personas gastaba 9,000 lempiras en la adquisición de la cesta de alimentos de primera necesidad y en 2021 esa cantidad se incrementó a 9,400 lempiras. A la fecha se calcula que son 9,700 ó 10,000 lempiras los que se requieren para el acceso a la comida.

Los dirigentes obreros y los consumidores organizados aseguran que tales cifras oficiales no son del todo verídicas, pues el grado al que ha llegado la inflación hace suponer que la canasta básica tiene un valor muy superior a los 10,000 lempiras.

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Los estudios relacionados señalan que los alimentos representan el 40 por ciento de los gastos de un hogar, el 60 por ciento restante de los egresos son dirigidos a trasporte, salud, alquiler de vivienda, vestuario, servicios básicos y educación.

A nivel de Centroamérica, Honduras tiene la canasta de alimentos más cara: 400 dólares. En Guatemala tiene un valor arriba de los 400 dólares, mientras que en Nicaragua y Costa Rica, el coste ronda 300 dólares, mientras que en El Salvador alcanza una cantidad ligeramente superior a 200 dólares.

Las variables que miden el índice de precios al consumidor en Centroamérica, ponen de manifiesto que en Guatemala, Nicaragua, Costa Rica y El Salvador, la cesta de alimentos esenciales se ha mantenido en el lapso entre 2017 y 2021; en sentido contrario, en Honduras se ha incrementado de manera sostenida, al margen de las causas de origen externo.

En Honduras seis de cada diez personas eran pobres hasta antes de la pandemia covid-19 y de la embestida de los meteoros Eta y Iota, a finales de 2020.

Tras estos eventos, se calcula que entre el 75 y el 80 por ciento de la población está atrapada dentro de la pobreza; por consiguiente, no tienen una fuente de ingresos ni capacidad para acceder a los alimentos esenciales.

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