Los pronósticos no son buenos en lo que respecta a la ruta que tomará la pandemia covid-19 en Honduras, una vez concluido el período de Semana Santa.

Una y otra vez, los médicos encargados de las salas de pacientes infectados y de los centros de triaje han llamado la atención en el sentido que lo que se espera es una crisis sanitaria imposible de manejar.

Igual que como sucedió durante las fiestas de Navidad y Año Nuevo y las elecciones primarias de marzo, las vacaciones de verano han evidenciado un comportamiento desenfrenado de la población que irresponsablemente ha abandonado las medidas preventivas frente al virus que provoca el Sars-Cov2.

Se ha registrado una tibia recuperación de las actividades turísticas, pero a costa de un anunciado colapso de la red hospitalaria y de las unidades de cuidados intensivos, donde ya no hay espacio para los infectados por el covid.

En Honduras se había previsto una reducción del 60 por ciento en la derrama económica durante la Semana Mayor en comparación con los períodos anteriores, a consecuencia de las condiciones epidemiológicas excepcionales.

De conformidad con las proyecciones de las autoridades e inversionistas ligados con la industria turística, el circulante que dejará la movilización de unos dos millones de veraneantes será de alrededor de 3,000 millones de lempiras.

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En Guatemala, los empresarios han impulsado un programa denominado "el sello de bioseguridad" para evitar mayor contagio por el virus e informaron que tienen la expectativa de que durante el descanso de verano se habrán movilizado cuatro millones de personas entre nacionales y extranjeros residentes en el vecino país, con una derrama de 2,300 millones de quetzales.

La emergencia sanitaria golpeó fuertemente la región centroamericana. El Salvador no ha sido la excepción, ya que solamente el año pasado perdió un millón 800,000 visitantes y dejó de percibir 1,100 millones de dólares por efecto de la pandemia.

Las autoridades de aquel país hicieron descansar sus previsiones en una modesta recuperación de la economía en Semana Santa, una época que -en circunstancias normales- significaba ingresos entre30 y 50 millones de dólares.

En Nicaragua, las autoridades esperan haber registrado al final de estas vacaciones un poco más de dos millones de personas desplazadas en todo su territorio e ingresos representativos para la economía local.

En lo que tiene referencia directa con Honduras, la circulación de efectivo y el desplazamiento de vacacionistas ha sido menor en comparación con otros años.

Sin embargo, los especialistas han avizorado que será bien alto el costo que tendremos pagar por el "libertinaje" que se ha observado en estos días, dado que se espera el colapso de la red hospitalaria que ya no tiene capacidad para atender a los infectados por covid que podrían multiplicarse por muchas veces luego de las vacaciones de verano con un número de decesos que puede duplicarse o triplicarse.

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