El precio de los productos sube a un ritmo acelerado, de tal manera que los economistas calculan que la inflación cerrará con un índice entre siete y ocho por ciento.
Es una variable alta que pone en aprietos a casi ocho de cada diez hondureños que no tienen ingresos o que reciben fondos insuficientes para la adquisición de bienes de consumo elementales o para la contratación de servicios.
El informe del Banco Central detalla que la meta que se había propuesto para el presente período es de un índice de inflación de cuatro por ciento.
Este valor es el más alto del área centroamericana, lo que significa que en Honduras los bienes de consumo y los servicios son más caros y a la gente le cuesta más cubrir sus necesidades.
La tasa de variación anual del Índice de Precios al Consumidor en Guatemala fue de 4,2 por ciento en marzo, 1,2 puntos superior a la del mes anterior.
Y la variación mensual ha sido del 1,5 por ciento, de forma que la inflación acumulada en 2022 es del 1,9 por ciento en el vecino país de Guatemala.
En lo que respecta a El Salvador, el Índice de Precios al Consumo ha sido del 0,8 por ciento; es decir, la inflación acumulada en 2022 llega a 2,2 por ciento.
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Mientras tanto, los reportes de las instituciones responsables de la política económica en Nicaragua registran una tasa de variación anual del 8,7 por ciento y un índice mensual del 1,2 por ciento. La inflación acumulada en aquel país es del 2,8 por ciento.
Y en Costa Rica la inflación en el período abril 2021-abril 2022 es de 5,79 por ciento, tal como lo señala el boletín publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos.
En Honduras, los consumidores organizados y los economistas han alertado que la inflación es el impuesto más duro cargado a la población, todavía más porque la pobreza es una condición que impide que una gran parte de la población pueda cubrir el coste de los alimentos y de los servicios.
