Sebastián, como fue identificado el menor por el medio Semana, relató que un sacerdote, nombrado únicamente como Julio, lo agredió sexualmente en 2014 mientras se oficializa una misa en una iglesia local.

El joven confesó que el sacerdote lo llevó a un lugar oculto, lo agarró con firmeza, le arrancó la ropa y lo obligó a meter sus genitales en la boca.

Sebastián recordó que en ese momento sus lágrimas empezaron a derramarse mientras escuchaba los cánticos de los feligreses y del coro.

Asimismo, dijo que el sacerdote lo obligó a quedarse callado y lo amenazó con excluirlo de la iglesia y de poner en mal su imagen ante la congregación si lo delataba.

Tras la primera agresión sexual, el sacerdote lo volvió a agredir con mayor intensidad, aseguró.

"Empujó la puerta del baño, me quitó la ropa, me pidió hacerle sexo oral, me penetró y me amenazó para que no dijera lo que había pasado", manifestó el joven, de su segunda experiencia con el religioso.

Finalmente el joven contó que en ese entonces se llenó de culpa, trató de quitarse la vida, y retomó la tranquilidad que le arrebató el padre con medicamentos para hacerle contrapeso a la depresión.

Y fue gracias a la denuncia de otro menor que el caso llegó a las autoridades y un juez privó al sacerdote de la libertad durante nueve años.

Pero el caso, vuelve a tomar vigencia, ya que tras cumplir con los años de condena, el religioso fue absuelto y dejado en libertad por su buena conducta, informó el medio de Colombia.

De acuerdo al medio, el religioso también agredió sexualmente a otros infantes en 2014.

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