La producción se ha derrumbado y las inversiones se han venido abajo, mientras las importaciones se han incrementado, en tal medida que representan el 60 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). A criterio de los sectores que no están de acuerdo con el manejo de la política económica, Honduras ya no produce nada, lo que significa que ha tenido que incrementar la compra de bienes en el exterior. Las exportaciones han presentado un decaimiento progresivo y la llegada de capital foráneo es menor, porque el clima para hacer negocios se volvió muy árido. Este panorama incierto es el que está presentado en el informe del Departamento de Estado de Estados Unidos que los funcionarios del Gobierno han rechazado por considerar que el mismo tiene propósitos de “injerencia política y económica”. Tal y como ha trascendido, el referido documento refiere que las dificultades para obtener dólares, el alto costo del servicio de energía eléctrica, y las medidas no arancelarias contra las importaciones son las principales trabas para la inversión en Honduras. Los economistas entrevistados por HRN, concuerdan en que la mala gestión de la política cambiaria y monetaria genera zozobra y provoca nerviosismo en el mercado. Los empresarios han reiterado su preocupación por la especie de “corralito” colocado sobre la adjudicación de dólares, lo que ha dado lugar al surgimiento de una especie de mercado negro, un extremo que el Banco Central ha negado. ¿Cómo no va a provocar alarma que las reservas internacionales hayan disminuido en 14 millones de dólares en solamente cinco días? Algo debe haber ocurrido para que se haya disparado la demanda de la divisa estadounidense. El ingreso de divisas y su relación con los egresos de dólares muestra un déficit pronunciado. Al 17 de julio, se habían captado 9,626 millones de dólares y se había dado salida a 9,963 millones. Otro de los problemas que enfrenta Honduras y que influyen en la producción y en la falta de inversiones son los racionamientos de energía eléctrica y la elevada tarifa de ese servicio. A la crisis energética que deja a las empresas y pequeños emprendimientos pérdidas de alrededor de 15 millones de lempiras al día, se agrega la inseguridad jurídica que generan las invasiones de tierras en al menos siete departamentos del país. Este es el panorama económico que algunos catalogan como desastroso en un país árido para invertir, hostil para hacer crecer negocios y sin condiciones para producir confianza, tomar ventajas en el mercado y corregir el rumbo que lleva. Conviene, entonces, concertar una política económica integral que privilegie la atracción de capital externo, certeza en las inversiones, seguridad jurídica y equilibrio económico y social.