La única explicación para el deslizamiento acelerado del lempira frente a la divisa estadounidense es que este proceso obedece a los objetivos de incrementar la recaudación de impuestos y de favorecer a pequeños grupos económicos.

Tal es lo que han interpretado economistas y versados en finanzas, cuando han afirmado que el Banco Central de Honduras devalúa la moneda de manera premeditada y arbitraria.

Analistas del Foro Social de la Deuda Externa (Fosdeh), han criticado que “no haya claridad de cuál es el proceso que sigue o qué fórmula es aplicada para la fijación del valor de la moneda local frente al dólar”.

Estos mismos conocedores de la política cambiaria han acusado que es muy difícil justificar la caída del lempira frente al dólar, un proceso que ciertos conocedores califican como “forzado”, porque no están dadas las circunstancias para dicho declive.

Las reservas internacionales rozan los 8,000 millones de dólares, las remesas sobrepasaron los 7,000 millones de dólares al cierre de 2021 y el precio internacional de los principales productos de exportación está en un buen nivel.

Reputados banqueros nacionales han acusado al titular de la institución rectora de la política cambiaria y monetaria, Wilfredo Cerrato, de violentar la ley al devaluar el lempira en su cotización respecto al dólar.

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En esa orientación, el reconocido banquero Jorge Bueso ha indicado que, por cada punto de la caída del lempira, el Banco Central obtiene 90 millones de lempiras.

Los expertos han hecho alusión que la depreciación del lempira desencadena situaciones negativas. Una de tales consecuencias es que el servicio de la deuda se ha incrementado en unos 9,000 millones de lempiras.

Quizás las repercusiones más groseras de la devaluación es que genera empobrecimiento, con su lastre de mayor deterioro de la calidad de vida los hondureños más necesitados.

Porque, aunque se hable de cifras maravillosas que perfilan un país en el sendero del desarrollo, hay desempleo y miseria; al fin y al cabo, una calamidad económica,

Los funcionarios del actual Gobierno han presentado una “mitología económica”, pero -en realidad- Honduras vive una situación de crisis que se ha agudizado y a la que tendrán que hacerle frente la administración que entrará el 27 de enero.