Veinticuatro meses después de que se detectaran los primeros pacientes infectados por el nuevo virus, Honduras sigue pagando las consecuencias de la pandemia.

El país roza los 11,000 decesos y acumula más de 416,000 pacientes positivos desde marzo de 2020, cuando fue decretada emergencia sanitaria y toda la población fue confinada.

El número de recuperados; esto es, las personas que han logrado vencer la enfermedad, es de un poco más de 131,000 a nivel nacional, según el informe actualizado de la Secretaría de Salud.

A la fecha han sido procesadas más de un millón 310,000 muestras de detección, un millón 185,000 en el período 2020-2021 y una cantidad que sobrepasa las 125,000 pruebas hasta el 11 de marzo.

Los mayores de 60 años y de sexo masculino, son los que más fallecen en Honduras a causa de covid. Esa tendencia se ha mantenido en los dos años que el país lleva bajo ataque del patógeno.

Los datos incluidos en los reportes oficiales permiten interpretar que las víctimas mortales de la pandemia son, preferentemente, pacientes con hipertensión arterial, diabetes, enfermedades renales y cardiopatías.

A la fecha, hay tres millones de personas que no han recibido la tercera dosis contra el covid-19 y el 16 por ciento no tiene una sola vacuna para protegerse de la agresión del nuevo virus.

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Quienes cuestionan el manejo que se ha dado a la pandemia desde que el virus se multiplicó en Honduras, afirman que los dos últimos años han estado dominados por lecciones que no han sido aprendidas.

En el período 2020-2022 se ha dejado de manifiesto que la salud no ha sido una prioridad de las autoridades de turno y que los servicios de asistencia han estado limitados para la mayoría de la población enferma por la mala orientación del presupuesto para dicho sector.

El covid-19 llegó a Honduras y se anidó en un sistema hospitalario colapsado, sin equipo, ni insumos ni medicamentos; además, desprovisto de personal suficiente para responder a la urgencia.

Hasta el día de hoy, muchos de los profesionales sanitarios de primera línea no han sido nombrados en plazas permanentes, porque las acciones administrativas para esos propósitos fueron motivadas por razones políticas en la gestión pasada.

La pandemia descubrió la falta de una planificación estratégica en materia sanitaria, pero también fue aprovechada por algunos funcionarios, aliados con ciertos políticos maliciosos y proveedores indecentes que hicieron grandes "negocios" a costa de la desgracia que ha traído consigo el covid-19.

Basta recordar el capítulo de los hospitales móviles, para cuya compra fueron sustraídos 1,200 millones de lempiras, en lo que se considera el "acto de corrupción emblemático" de los tiempos de emergencia.

A casi dos meses de haber sido inaugurada la gestión gubernamental 2022-2026, los sectores que se dedican a darle una lectura a la problemática nacional enfatizan en que Honduras sigue sin definir la ruta para manejar la pandemia que ha derrumbado la economía, profundizado la pobreza, ahondado la desigualdad social y, especialmente, preparar las bases para hacerle frente a otras eventualidades que pudiesen venir.

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