Este formato de emergencia que la Liga Nacional aprobó en la temporada 2020-21 estuvo fundamentado por varios aspectos de salud y seguridad. La pérdida de los ingresos por taquillas, también influyó en la confección de un calendario más corto y con menos kilómetros por recorrer.

Fue por esta razón que aparecieron dos grupos geográficamente cercanos. Y, al existir dos grupos regionales, resultaba lógico que los primeros definieran el privilegio de asegurar su presencia en una finalísima.

El inconveniente surgió cuando los equipos totalizaron sus puntos en cada zona y fue evidente la enorme diferencia entre Olimpia y Motagua en el grupo B con todos los componentes del grupo A.

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Los rivales de los grandes de Tegucigalpa quedaron muy distanciados en las posiciones y eso se reflejó también en el otro sector. Por eso, resultó irónico que Olimpia definiera el primer lugar de las vueltas con un adversario que obtuvo apenas un poco más del 50% de los puntos Merengues (…).

Si este formato se mantiene, recomendamos reestructurar los grupos, pues el factor de las distancias se ha disipado con el correr de los meses y no resulta tan impactante como al principio del torneo Apertura: grupo A con Olimpia, Marathón, Honduras Progreso, Real Sociedad y UPN; grupo B con Motagua, Real España, Platense, Vida y el equipo que logre el ascenso.

Siempre será mejor opción regresar al formato anterior, pero si las circunstancias económicas siguen siendo adversas para muchos clubes, deberían recorrer este camino alternativo.

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