En su mensaje durante el rezo del ángelus en la plaza de San Pedro, ya recuperado de su bronquitis, el papa habló del desierto como un lugar donde "no podemos permitirnos el lujo de detenernos en cosas inútiles, sino que debemos concentrarnos en lo indispensable para vivir".

"No son solo adornos o virtudes, sino elementos esenciales de la vida cristiana", dijo.

Y agregó que "para seguir el camino de la vida es necesario despojarse del más, porque vivir bien no significa llenarse de cosas inútiles, sino liberarse de lo superfluo, profundizar en sí mismo, para captar lo que es verdaderamente importante ante Dios".

"Podemos preguntarnos: ¿Qué lugar tiene el silencio en mis días? ¿Es un silencio vacío, tal vez opresivo, o un espacio de escucha, de oración, donde custodiar el corazón? ¿Mi vida es sobria o llena de cosas superfluas?", interrogó el papa a los fieles.

Invitó a "ir a contracorriente" y valorar el silencio, la sobriedad y la escucha.

Añadió: “Si no sabes callar es difícil tener algo bueno que decir; mientras que cuanto más atento es el silencio, más fuerte es la palabra".

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