No sólo para estar más linda o más saludable, sino sobre todo, para sentirte mejor con vos misma. Ese el efecto de una alimentación más equilibrada, por eso te damos aquí algunos tips para que puedas transformar tu día a día en un espacio sano y feliz.

La hora en punto

Te recomendamos poner fin a ese desparrame de horas: si fijás el horario de las cuatro comidas principales del día (a las clásicas, sumale la merienda) te será más fácil planificar los alimentos más saludables para cada momento. El secreto está en la planificación.

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Veinte veces

Tomate con calma tus comidas y así estarás cumpliendo una de las recomendaciones nutricionales por excelencia. Bajá los decibeles y masticá al menos veinte veces cada bocado. Además de saciarte más rápido, tu cuerpo y tu mente te lo agradecerán porque así aprovecharán mucho mejor lo que ingerís.

Bajo en grasas

Si consumís productos bajos en grasas (carnes o lácteos) no quiere decir que puedas aumentar la cantidad, pero te ayudará a restringir el porcentaje de esta substancia que, como sabes, va en contra de toda buena alimentación. No sucumbas al placer inmediato: ¡la salud que te aporta una dieta equilibrada es mucho más satisfactoria a la larga!

Pequeño, por favor

No llenes el plato: elegí servirte porciones razonables. Los nutricionistas sugieren, además, que pongas en un recipiente todo lo que vas a consumir. Así podrás tener una percepción real de todo lo que estás comiendo. Otra costumbre que va a contramano es repetir, por eso es mejor no espaciar demasiado la ingesta de comidas: ¡así no llegarás muy hambrienta a la mesa!

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Ojos que no ven

Los especialistas proponen algo muy simple, que te será muy fácil de adoptar y te ayudará a controlar lo que comés: despejá la mesa en las sobremesas para no tenerlo todo a mano. También servirá mantener fuera de la vista los alimentos tentadores, que estarán mucho mejor guardados en un armario.

Agua, agua, agua

Desterrá para siempre las refrescos y las gaseosas azucaradas. Y, si la transición es muy fuerte para vos, te proponemos indagar en el mundo de los tés: hay sabores riquísimos para todos los gustos y los podes endulzar con un poco de miel. ¡Atrevete a cambiar y te sorprenderás!

Que viva el moving

Ya sabés: lo de siempre. Mover el cuerpo es la medicina infalible. Así que empezá por subir las escaleras (y dejar atrás el ascensor), ir caminando al trabajo y dar un paseo en bicicleta en algún rato libre. Más tarde, comprate unas lindas zapatillas y lanzate a correr. ¡Notarás en seguida los beneficios del ejercicio físico… y no sólo en tu cuerpo, sino también en tu ánimo!