Es inédita la celebración del Día del Periodista, este 25 de mayo.

La fecha que es consagrada a quienes desempeñamos esta profesión u oficio con entrega y pasión, nos encontramos imbuidos en las tareas de informar, analizar, interpretar y dejar plasmada nuestra postura editorial en tiempos de suma dificultad, a causa de la pandemia del Covid.

Traemos a memoria que el 25 de mayo de 1930, cien años después de la publicación de la edición inicial del periódico “La Gaceta del Gobierno”, se realizó el Primer Congreso Nacional de Periodistas para darle una connotación especial a aquel acontecimiento histórico.

En esa misma razón se fundamentó un acuerdo que posteriormente fue firmado por el entonces mandatario, Vicente Mejía Colindres, para instituir el 25 de mayo como Día del Periodista, con el fin de estimular la labor de quienes ejercemos la noble profesión y en reconocimiento a que “la prensa es un factor de positiva importancia para la cultura de los pueblos, el afianzamiento de la paz y el prestigio de las instituciones”.

Estos enunciados del periodismo son válidos en toda su esencia, vigentes por todos los tiempos y de inspiración para quienes buscamos la noticia, procesamos los datos, explicamos los hechos y construimos opinión.

El periodismo ejercido ayer como el que desarrollamos hoy día, está afincado en los mismos principios, en iguales compromisos y en su primaria razón de servicio a la sociedad, en procura del bien común y del interés de las mayorías.

El periodismo ha evolucionado hacia nuevos esquemas de tratamiento de las informaciones, avanzado a la presentación de contenidos más diversificados y dado un salto en busca de nuevos actores y herramientas de comunicación y difusión más sofisticadas.

Al mismo tiempo, han surgido amenazas y riesgos que colocan al periodismo en un terreno minado. Nos referimos a las “fake news” o noticias falsas; y a la “infodemia”, que consiste en la divulgación de rumores y en incrementar la carga de informaciones, mayormente falsas que generan un estado de “estrés” en la población.

El periodismo también libra una batalla contra la perniciosa influencia de las redes sociales que conspiran contra la veracidad, el balance y la objetividad de las informaciones.

Los periodistas que nos preciamos de ser responsables, serios y dignos profesionales de la comunicación, sabemos que los deberes y valores de esta noble ocupación son incorruptibles.

En oportunidad del trabajo de cobertura de las informaciones generadas alrededor de la pandemia de Covid, los periodistas de la Corporación HRN-Emisoras Unidas-Televicentro nos hemos apropiado de la razón de ser de esta profesión que hemos abrazado y de este oficio que hemos tomado como parte de un propio modo de vida.

Nuestros códigos de trabajo en la actual emergencia de salud están rigurosamente apegados a los grandes deberes de la prensa creíble, responsable, ligada con los intereses de las mayorías, vigilante de nuestro orden institucional y amante de la libertad, sabiendo que esta última es una condición sin la cual nuestra sociedad no puede aspirar a profundizar la democracia ni a promover la paz y la justicia.

La labor desempeñada por los periodistas que integramos la familia de HRN-Televicentro, la empresa líder y de mayor arraigo e influencia en el país, es trascendente y encomiable en la “nueva realidad” que vivimos.

Durante esta emergencia epidemiológica, hemos permanecido los siete días de la semana en nuestras trincheras de lucha, aun y cuando esto implique poner en riesgo nuestras vidas y la de nuestras familias.

Somos hombres y mujeres apasionados por nuestro trabajo e impulsados por una genuina vocación por los menesteres de la comunicación social en sus funciones más sustanciales.

Hacemos un periodismo creíble y confiable, en sintonía con nuestros deberes patrióticos y, esencialmente, identificado con las demandas de nuestro pueblo, afligido -hoy día- por una emergencia a la que podemos sobreponernos en la unidad y solidaridad.

¡Enhorabuena, en el Día del Periodista Hondureño!