Jennifer Haller, una estadounidense de 44 años de la ciudad de Seattle (Washington), se convirtió en la primera persona del mundo en recibir una vacuna potencial contra el coronavirus.

"No había nada que pudiera hacer para detener esta pandemia global. Entonces vi surgir esta oportunidad y pensé: 'Bueno, tal vez hay algo que puedo hacer para contribuir'", explica Haller.

La joven sobreviviente relato en una entrevista con The Telegraph que "Había un montón de riesgos involucrados. Pero soy una persona muy positiva y los beneficios se impusieron a cualquier riesgo en mi mente".

Según explicó la mujer, gerente de una pequeña empresa de tecnológica y madre de dos hijos, decidió responder a la llamada para voluntarios porque quería "ser útil" en la lucha contra la pandemia, en medio de la indefensión generalizada.

La participación en el experimento —asegura— le aportó "cierta sensación de control" en un momento en que "todos estamos fuera de control e indefensos". "Esto simplemente me dio algo a lo que podría aferrarme", afirma la mujer, que reconoce que sus familiares y amigos no compartían su entusiasmo.

Antes de ser declarada apta para el ensayo, la mujer tuvo que someterse a múltiples exámenes médicos. Una de sus mayores preocupaciones fue el riesgo de volverse más vulnerable al contagio tras la vacunación, según se les habían advertido a los voluntarios.

No obstante, Haller no cambió de opinión y el pasado 16 de marzo le suministraron la vacuna. Según recuerda, el primer día tuvo un poco de fiebre y experimentó dolor en el brazo al día siguiente, pero luego se encontraba bien. "Todo estuvo bien después de eso. Fue tan fácil como una vacuna común contra la gripe", afirma.

Haller recibirá su segunda dosis la próxima semana y permanecerá bajo supervisión médica hasta la primavera de 2021.