Honduras podría estar bajo las condiciones climáticas de "La Niña" en 2021, lo que significa que existen altas posibilidades de un patrón de lluvias de intensidad de moderada a fuerte.

Los pronósticos han hecho que los productores y los agro-industriales estén a la expectativa, ya que un patrón como el que dominó en 2020 pondría en cierta inestabilidad las estimaciones de cosecha en los principales rubros.

El Comité Regional de Recursos Hídricos pronosticó para los primeros meses del 2021 condiciones secas y altas temperaturas.

Mientras la Organización Meteorológica Mundial prevé que existe un 65 por ciento de probabilidades que "La Niña" se prolongará hasta 2021 y afectará los patrones de lluvias y tormentas.

Organismos regionales y locales han recomendado elaborar y poner en práctica un plan de inversiones sostenibles para incrementar el rendimiento del aparato productivo.

Asimismo, mejorar la capacidad de adaptación tanto a las sequías prolongadas como a las inundaciones de consecuencias desastrosas.

Los dirigentes de las organizaciones de productores han recomendado evaluar todas las zonas de cultivos y desarrollar una planificación de los sistemas de riesgo y la cosecha de lagunas.

La agricultura de Honduras se vio devastada tras el paso de Eta y Iota.

Honduras, uno de los países más afectados por el cambio climático

Los estudios científicos señalan a Honduras como uno de los países más perjudicados por el cambio climático.

Las principales causas son la deforestación, la erosión de los suelos y la contaminación, que tienen un impacto directo sobre el sistema productivo y la seguridad alimentaria.

Los cultivadores nacionales se han impuesto como el principal reto de este año elevar la productividad, principalmente mejorar el rendimiento en los rubros de los granos básicos, frutas, vegetales, café, azúcar, aceite de palma, la pesca y acuicultura.

El propósito es que todo el aparato productivo de Honduras regrese al menos a los niveles alcanzados antes de la embestida de la pandemia y de los golpes arrasadores de las tormentas tropicales Eta y Iota.

De ello depende que el país fortalezca la capacidad para satisfacer las demandas de alimentación de una masa de población cada vez mayor y una exigencia en ascenso del mercado interno de consumo.

La regla de oro no es otra que extender las áreas de producción, incrementar el rendimiento de cada rubro, a través de una adecuada asistencia crediticia y técnica para provocar un alivio en la pobreza, reducir la desnutrición y saltar las cuerdas del subdesarrollo.

Los sectores agropecuario y agroindustrial aportan cerca de la cuarta parte del Producto Interno Bruto de Honduras (PIB).

Desde 2018, el PIB agrícola ha venido en caída libre. En 2017, subió hasta el diez por ciento; en 2018, bajó al tres por ciento; pero en 2019 y 2020 disminuyó entre dos y cuatro por ciento.

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