El recorte en el Presupuesto será planteado y definido esta semana. Es una propuesta que el sector empresarial hizo desde hace varias semanas, pero no ha sido justo ahora que el tema ha sido considerado en propiedad, porque los señores del Gabinete Económico han revisado y confirmado los números del descalabro de las finanzas.

Asusta la caída de los ingresos tributarios en más de 15,000 millones de lempiras, un monto que podría irse hasta los 30,000 millones de lempiras a finales de 2020.

Por si fuera poco, los gastos corrientes se han disparado hasta situarse en 128,000 millones de lempiras. No se ha hecho nada por contener este renglón de la macroeconomía.

Ya lo previeron los mismos funcionarios del Gobierno Central: Honduras está enrumbado hacia una recesión económica que será difícil de administrar si no es con apoyo de los organismos externos y una fuerte dosis de recursos desembolsados.

El Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP), vaticina que el Producto Interno Bruto (PIB), observará un deterioro de entre ocho y diez por ciento este año.

El Fondo Monetario Internacional vaticina que la economía hondureña caerá en 2.5 por ciento del PIB, como resultado de la postración del aparato productivo que –a su vez- tiene su origen en la emergencia de salud.

El Banco Central de Honduras ha establecido otra perspectiva menos favorable, basada en un retroceso de 2.9 por ciento, en el mejor de los casos; y de 3.9 por ciento, en el peor de los escenarios.

Va más allá el contexto analizado por la firma de Consultoría para el Desarrollo Empresarial (COPADES), con sede en El Salvador. Los economistas de ese consorcio han avizorado que el PIB de Honduras se derrumbará en 5.2 por ciento.

Muy semejante a esa proyección, el Instituto Centroamericano de Economía (INCAE), plantea para Honduras una disminución de su aparato productivo de alrededor de 6.4 por ciento.

Todas las proyecciones apuntan que la economía del país entrará en una situación peor que la experimentada hace más de una década por la convulsión político-institucional si no se lanza una tabla de salvación para que la producción de riqueza sea reactivada y si no se logra rescatar de su destrucción al mayor número de empleos.