Los funcionarios del Gobierno de Libre han tomado para sí una estrategia que consiste en atribuir a los organismos de la sociedad civil e incluso a los medios de comunicación los resultados negativos en sectores esenciales de la vida nacional. Las milicias que defienden las ejecutorias del gobierno de la presidente Xiomara Castro, se han desligado de los fracasos en varias materias; entre éstas la economía, la seguridad, la batalla contra la corrupción, los créditos del país ante los órganos externos y la industria turística, para mencionar algunos ejemplos. Los juicios críticos expresados por estudiosos de alto calibre acerca de la política monetaria y cambiaria, han levantado incomodidad entre algunos ministros y miembros del Gabinete Económico. Los más recalcitrantes funcionarios de Libre salieron a expresar a través de las redes sociales sus respuestas a los economistas independientes que cuestionaron las incongruencias de las políticas monetaria y cambiaria. Y es que el Gobierno ha sido contradictorio. Primero negó que tuviera encima las presiones del Fondo Monetario Internacional para elevar la Tasa de Política Monetaria y depreciar el lempira. Pero, más temprano que tarde, el Gabinete Económico terminó por aplicar esas medidas a destiempo con las consecuencias que están a la vista: el incremento de los intereses para los créditos y el rápido deslizamiento del lempira frente al dólar. De su lado, la familia presidencial hizo pública una tabla en la que se compara los porcentajes en los que se ha caído la moneda nacional en las diferentes administraciones gubernamentales. Recientemente, los burócratas de la refundación admitieron que otra vez Honduras no tendrá acceso a los recursos de la Cuenta del Milenio. No reconocen que esta calificación se debe a que no se realizan esfuerzos para combatir la corrupción. Pero los funcionarios de Libre han culpado de ello a investigadores y analistas de los organismos de la sociedad civil que generan reportes de la falta de transparencia y de rendición de cuentas en el país. Un caso similar ocurre con las autoridades de la Secretaría de Seguridad que por estos días han reaccionado con intolerancia a las preguntas de periodistas sobre el recrudecimiento de la violencia y de la criminalidad. La cúpula de esa cartera ministerial ha jurado que los homicidios han disminuido. En su opinión, la prensa es la que mal interpreta los datos que demuestran que “todo va bien”. ¿Y qué decir de las autoridades de turismo y sus subordinados? Sin empacho alguno, han afirmado que el fracaso de las campañas de promoción de los destinos de Honduras durante la recién pasada Semana Morazánica se debió al descrédito y a la desinformación de los periodistas que adversan al Gobierno. En la Secretaría de Desarrollo Económico, sus autoridades se han “curado en salud” y han afirmado que son los medios de prensa los que han torcido los datos sobre los beneficios de las relaciones con China y los que han inventado que los camaroneros enfrentan una crisis por falta de mercado. ¿Viene a bien que los funcionarios del Gobierno de Libre hayan tomado para su defensa atribuir a los organismos de la sociedad civil y a los periodistas los resultados negativos de las políticas públicas?