A sólo unos días para que concluya el acuerdo que creó la MACCIH y para que sea extendida la permanencia de dicho organismo en Honduras, se ha producido la renuncia de la vocera, Ana María Calderón.

La funcionaria ha expuesto, entre sus argumentos, razones de tipo personal y profesional. Su dimisión ha generado diversas reacciones en diferentes ámbitos de la vida nacional.

Para unos, la partida de la señora Calderón no tiene mayores repercusiones; otros, en cambio, temen que la escalada de los corruptos contra la permanencia del organismo se intensifique.

No son pocos los que piensan que la decisión de la fiscal peruana de dar "un paso al costado" es sintomática y podría ser un reflejo que el poder de la MACCIH será soterrado.

¿Acaso la abogada Calderón ha optado por retirarse, a sabiendas que no hay nada qué hacer, y que la extensión del plazo de vida de la MACCIH se dará únicamente a la medida de los intereses de los corruptos?

Hay que recordar que el Congreso Nacional se pronunció el año pasado en contra del ejercicio de funciones de la Misión de la Organización de Estados Americanos.

Y los voceros del Poder Ejecutivo anunciaron que se había alcanzado con el foro continental un entendimiento acerca de la extensión del mandato de la MACCIH, pero bajo condiciones "más amigables", de "acompañamiento" y de "iniciativas que fortalezcan la institucionalidad del país".

Los grupos que fuerzan para que la MACCIH tenga más herramientas de lucha contra la corrupción y la impunidad concuerdan que los deshonestos están moviendo todo su tinglado para cercenar las atribuciones de la Misión.

Conocedores del quehacer político, observan con preocupación que todavía esté en el limbo la existencia de la MACCIH. El tiempo para firmar un nuevo convenio está por expirar, lo que significa que el organismo externo fallecería en breve.

La Asociación para una Sociedad más Justa ha instado al Gobierno de Honduras y a la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos a continuar la lucha contra la corrupción.

De su lado, el Consejo Nacional Anticorrupción ha expresado, a través de sus redes sociales, que "la renuncia de la señora Calderón de la MACCIH es el espejo hecho pedazos de una presión ejercida con fuerza y poder desde el Estado para poner fin a la lucha contra la corrupción".

Otros personajes de la vida política, un tanto más "conformistas" y plegados al discurso gubernamental, son del criterio que Honduras debe buscar otros mecanismos para el combate de la corrupción.

La duda es si, al final, la decisión es darle viento a un convenio que disminuya las funciones de la MACCIH, que le reduzca a un simple órgano asesor y que dé lugar a una tibia persecución de los corruptos.