Las remesas se han consolidado como uno de los rubros que contribuye al sostenimiento de la economía nacional que, sin estos ingresos, reflejaría un mayor debilitamiento.

Las proyecciones destacan que, al cierre de 2019, el envío de divisas alcanzará una suma superior a 5,000 millones de dólares, alrededor de 124,000 millones de lempiras.

Un informe de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL), pone de relieve que las remesas tienen un gran peso como porcentaje del Producto Interno Bruto o de las exportaciones e importaciones, particularmente en Honduras y en el resto de países del área.

El mismo documento concluye que aunque la relación entre pobreza y emigración es heterogénea, los envíos desempeñan un papel importante “en el alivio” de situaciones de pobreza.

En el caso específico de Honduras, las estimaciones de la CEPAL subrayan que la pobreza extrema se ubicó en 19.4 en 2018, la más alta de toda la región de América Central y El Caribe.

Entre 2015 y 2017, este índice tuvo una variación de 18.8 y 19 por ciento, muy por encima de El Salvador, por ejemplo, donde la población que no puede satisfacer ninguna de sus necesidades pasó de 10 por ciento en 2015 a 7.6 por ciento el año pasado.

Según los organismos regionales, Honduras llegó a un nivel de pobreza total de 55 por ciento en 2015, pero se incrementó hasta el 56 por ciento en 2018.

Sin embargo, las cifras oficiales muestran que la indigencia se ha movido entre 38 y 41 por ciento de la población, en tanto que la pobreza total ha mostrado una variación entre 61 y 64 por ciento.

Los informes especializados detallan que si no fuese por el envío de remesas, la pobreza en Honduras subiría dos puntos con lo cual esta condición abarcaría al 66 por ciento de la población si son tomadas en cuenta las cifras de las entidades gubernamentales.

En lo que corresponde a Guatemala, la tasa total de pobreza es de 50.5 por ciento, pero -en un escenario sin remesas- hubiera ascendido a 52 por ciento.

El comportamiento es muy similar para El Salvador, donde la pobreza ronda el 40 por ciento. Dicho estado se ampliaría en un dos por ciento sin el soporte de las divisas remitidas por la población de emigrantes.

Para Honduras, la relación entre remesas y alivio de la pobreza seguirá siendo vital mientras las políticas gubernamentales tengan un efecto débil e infructuoso en el propósito de sacar del rezago a la mayoría de la población.