Tal y como lo soñó durante muchos años, Román Ramírez Flores, conocido como "Mancho", murió sobre una lápida en el cementerio San Juan en Siguatepeque, donde laboraba limpiando tumbas.

El anciano de 78 años de edad era uno de los personajes más conocidos en Siguatepeque, pues durante muchos años se dedicó a mantener en buen estado las tumbas en las que descansaban miles de ciudadanos.

Su muerte ha causado impacto entre los residentes de Siguatepeque, Comayagua, pero ha llamado aún más la atención el lugar donde expiró. El cuerpo del longevo señor fue encontrado sobre una lápida y, de acuerdo con la versión de los pobladores, su sueño era morir en el lugar donde laboró durante décadas.

Durante varios años "Mancho" se dedicó a ayudar a los familiares de aquellas personas sepultadas en el camposanto, por lo que, era recompensado cada vez que los dolientes llegaban a visitar las tumbas a sus seres queridos.

Por su espíritu de colaborador, Ramírez Flores era bastante querido por todos los habitantes de las zonas aledañas al cementerio, tanto así que, el alcalde de Siguatepeque se ofreció a llevarlo a un asilo de ancianos para que pasara sus últimos años con tranquilidad, no obstante, su pasión hacia su trabajo lo llevó a vivir los últimos años en el cementerio, lugar que se convirtió en su casa, pues había elaborado una chocita a base de pedazos de plástico, zinc y una lápida.

Hoy, "Mancho" ya descansa en paz, tras haber luchado contra una enfermedad, la cual nunca reveló, pero que lo llevó a vivir "por siempre" en el cementerio.