Son varios fantasmas los que rondan la política nacional y muchos los riesgos que corre la democracia. El enfrentamiento entre la consejera electoral, Cossete López, y el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, Roosevelt Hernández, impacta en la institucionalidad y le resta legitimidad al proceso comicial. ¿Es parte de un plan político-militar como lo denunció la representante del Partido Nacional? ¿Existe una conspiración del nacionalismo para perjudicar a las Fuerzas Armadas, según el criterio del consejero electoral por Libre, Marlon Ochoa? También cabe la interrogante sobre la supuesta intención del exmandatario Manuel Zelaya Rosales de “destruir Honduras”, tal y como han afirmado actores de la oposición política. Aunque la cúpula de la institución castrense se ha comprometido a garantizar la alternancia en el poder y la realización de comicios generales limpios y confiables, lo cierto es que ha resurgido con fuerza la tesis de una trama para impedir las elecciones de noviembre. El mismo expresidente Porfirio Lobo Sosa ha reiterado que su predecesor, Manuel Zelaya Rosales, tiene lista una maniobra para dar al traste con los comicios presidenciales y, por esta vía, perpetuar a Libre en el poder. Éste es un nuevo capítulo en la vergonzosa historia de conspiraciones políticas, fraudes y violaciones a la voluntad del pueblo expresada en las urnas. Como es conocido, el clima se ha agitado luego que la consejera López reveló que la cúpula de la Fuerzas Armadas se reunió con el exmandatario Zelaya Rosales y con la aspirante Rixi Moncada para falsear el informe sobre el desastre de las justas internas y primarias, a efecto de hacer caer toda la culpa al organismo electoral. La consejera electoral del Partido Liberal, Ana Paola Hall, de su lado, ha reaccionado para denunciar la intención clara de desacreditar el proceso y para llamar a que se tome el compromiso de defender la democracia. En medio de este enjambre de políticos y militares, el representante de Libre ha sido el promotor de la retención de casi 29,000 actas que presentan inconsistencias en la lectura de la huella de los votantes y que se ha planteado que sean objeto de un escrutinio diferenciado y especial. Más significativo aún es que el consejero Ochoa se ha hecho eco del discurso político del general Hernández. Ha salido a defender a la institución castrense y a responsabilizar a su compañera López de ser la principal culpable del transporte y distribución tardía de las maletas electorales. Analistas de la política y académicos han alertado que en el horizonte institucional de Honduras se observan señales que no hay que ignorar, porque tienen que ver con el riesgo de que las elecciones presidenciales de noviembre no se lleven a cabo y se dé un “golpe” a la democracia.