La capital de Honduras es el territorio donde la vida de las mujeres corre más peligro, por los altos niveles de violencia y de criminalidad .

Así lo reflejan los datos estadísticos procesados por el Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, según los cuales, el Distrito Central está entre las diez ciudades que acumulan el número mayor de feminicidios.

Le siguen, en su orden, San Pedro SulaCholoma, Catacamas, La Ceiba, El Progreso, Comayagua, Gracias, Villanueva y Tocoa, agrega el estudio.

Los expertos han hecho hincapié en que siete de cada diez crímenes en perjuicio de miembros del sexo femenino son cometidos con armas de fuego y que el 95 por ciento de los casos quedan en la impunidad.

El fenómeno de los feminicidios se ha recrudecido este año. Son una manifestación de descomposición social que no ha sido evaluada ni intervenida en sus causas por las dependencias estatales a cargo de la protección y defensa de los derechos de las mujeres.

La muerte de la licenciada en enfermería en formación, Keyla Martínez, ha vuelto a poner sobre la mesa el enorme problema que representan los feminicidios.

Noticia relacionada: Tenía como 30 minutos de muerta cuando ingresó al hospital: testimonio de la doctora que recibió a Keyla Martínez

Igualmente, deja en evidencia que los carteles de la Policía Nacional que se pensaba eran cosa del pasado, pueden estar de nuevo en brote porque el proceso de depuración y de transformación de la institución no fue concluido.

El expediente de Martínez ha cobrado fuerza y connotación doméstica e internacional, por el involucramiento de miembros de la institución del orden público y  por las redes tejidas alrededor de los testimonios y el manejo de la prueba científica.

Tal vez no llegue a ser conocida la verdad como ocurrió con el caso de la normalista Riccy Mabel Martínez, a inicios de los años 90, en el que fueron incriminados elementos de Las Fuerzas Armadas.

En esa cadena de sucesos envueltos en el misterio, conspiración, alteración de la escena del crimen y manipulación de informes forenses, se incluye el capítulo de la ex agente de Investigación Criminal (ATIC), Sherill Hernández, que se dio por cerrado con el informe de la Fiscalía que atribuyó la causa a un suicidio, pero que la ex titular de Medicina Forense, Julissa Villanueva, desmintió y lo relacionó con un asesinato.

Se trata de algunos de los tantos casos que se quedaron empantanados entre la verdad y la mentira como sucede con nueve de cada diez feminicidios en Honduras.

Los crímenes contra las mujeres son la expresión de una sociedad en podredumbre, de una falta de diligencia de las instituciones de investigación y de las organizaciones que tienen bajo sus obligaciones ineludibles la protección de la vida y de los derechos de las mujeres.

Lea: ¿Qué se sabe del médico que acompañaba a Keyla Martínez cuando fue detenida?