Analfabetismo. Las zonas central, norte y oriental son las que registran el mayor número de personas iletradas.

Estudios de organismos de la sociedad civil y de investigadores académicos, muestran que los departamentos de Francisco Morazán, Cortés y Olancho, tienen las cifras más elevadas de pobladores mayores de 10 años que no saben leer ni escribir.

Choluteca, El Paraíso, Comayagua, La Paz y Valle, aparecen igualmente entre los términos con la tasa de sus habitantes con menor grado de instrucción.

Los informes enfocados en las debilidades del sistema educativo de Honduras destacan que las comunidades rurales y golpeadas por la pobreza, también son las que sufren más exclusión.

La propuesta del Gobierno dirigida a que docentes cubanos realicen labores de acompañamiento de los profesores hondureños para disminuir sustancialmente el analfabetismo, ha provocado posturas encontradas.

Para unos, el país cuenta con una población de educadores desempleados que podrían ser enviados a cumplir con jornadas de alfabetización, en conjunto con estudiantes en servicio social de las universidades.

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Otros sectores, son del parecer que la participación de maestros de la isla es parte de una buena estrategia que va a influir en el cumplimiento de la meta para disminuir el analfabetismo hasta situarlo en cinco por ciento.

Autoridades de universidades privadas y públicas sostienen que la clave para sacar de la ignorancia a 800,000 hondureños, está en la planificación del trabajo conjunto entre los técnicos cubanos, docentes hondureños activos o jubilados y estudiantes del nivel superior.

Si esta metodología es llevada a la práctica de manera ordenada y sistemática, el analfabetismo en el país podría disminuir dos por ciento cada año, de conformidad con lo que proyectan especialistas en ciencias de la educación.

Al mismo tiempo que se progresa en la alfabetización, la política educativa pública tendría que ser orientada a incrementar los años de escolaridad de los hondureños, que son los que menos han avanzado a nivel centroamericano.

Los informes del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), revisados hasta 2020, subrayan que la población rural es la que alcanza menos grados de estudio, en comparación con la urbana.

La falta de educación mínima; peor aún, el analfabetismo ahondan la precariedad social y el subdesarrollo económico de Honduras, a la vez que crean un clima de incertidumbre acerca del futuro del país.