La corrupción, la criminalidad y un Estado de Derecho débil o inexistente, son las causas por las que Honduras no puede atraer inversión privada.

Este diagnóstico está incluido en un informe del Departamento de Estado de Estados Unidos, en torno a la falta de condiciones para atraer capital que permita generar riqueza y crear plazas de trabajo.

Y, precisamente, la incapacidad para abrir oportunidades de empleo trae como consecuencia mayores niveles de pobreza que en Honduras ronda el 75 por ciento.

Directivos del consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), han recriminado que las autoridades del país todavía no hayan definido qué medidas van a adoptar para encaminar al país por la ruta correcta de la inversión para fortalecer el sistema productivo y derramar beneficios sobre los grupos de la población menos favorecidos.

Un estudio económico de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras enfatiza que la inversión privada, tanto nacional como extranjera, ha venido en picada desde 2018.

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En el caso específico de la Inversión Extranjera Directa, esta variable se ha mantenido en la línea de los 400 millones de dólares en los últimos dos años, muy inferior al monto entre 900 y 1,400 millones de dólares reportado en el período 2014-2018.

De acuerdo con la interpretación de datos hecha por especialistas de la máxima casa de estudios, más del 70 por ciento del capital corresponde a utilidades reinvertidas por empresas comerciales y maquilas.

La contribución de la inversión privada nacional y extranjera al crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) ha sido negativa en porcentajes variables en los años precedentes.

El Boletín Económico de la máxima casa de estudios apunta que traer inversión extranjera no es una tarea fácil, ya que las mayores posibilidades y necesidades del país de promover el desarrollo empresarial se encuentran prioritariamente en el sector agropecuario.

Sin seguridad jurídica no es posible promover la inversión y, sin la disponibilidad de recursos, no es viable la generación de riqueza, ni la disminución de la pobreza.

Honduras, con el 75 por ciento de la población sin capacidad para satisfacer sus necesidades más elementales, necesita plantear una respuesta alrededor de “más empleo”, “mejor terreno para hacer negocios”, “mayor inversión” y “justo derramamiento de bienestar general”.