Con un galón de diésel cuyo precio ya superó la barrera histórica de los 110 lempiras y con la amenaza que de aquí al fin de la temporada de verano el valor de la gasolina alcance la friolera de los 150 lempiras por galón, pensaríamos que el nuevo gobierno no debería esperar a cumplir los primeros cien días de gestión para reaccionar ante el tempestuoso panorama económico que se nos viene encima a los hondureños.

No es ni la hora de resignarse como tampoco justificar la inacción en el hecho de que se trata de una emergencia global provocada por factores como la guerra en Europa del este y las consecuencias especulativas e inciertas que del conflicto armado en Ucrania se derivan.

Debemos decir que lo peor, hoy, no es que el precio del gas kerosene vuelva a subir el próximo lunes 5 lempiras más,  como sucedió tres días atrás, o que los transportistas se salgan finalmente con la suya esta semana y le suban a la tarifa del servicio colectivo, sino que no se tenga aún un plan de contingencia, que no son más que las salidas para enfrentar la vorágine alcista y mitigar en la medida de lo posible, el peor impacto de esta escalada que es ciertamente global.

Claro que sabemos que no está en las manos del gobierno de la presidenta Castro como tampoco del país, mantener a raya la grosera tendencia alcista en el precio de los carburantes como también de las otras y funestas consecuencias, como la disparada en el valor de los fertilizantes y demás insumos agrícolas que amenazan con minar la producción nacional, pero sí está dentro de sus posibilidades y capacidades ver alternativas y res¬puestas a las dificultades por las que hoy está pasando la economía de los hondureños.

Y no se trata de estar jorobándole la vida al nuevo gobierno cómo tampoco pretenderíamos querer dejar en evidencia la inacción o la “dejadez” como popularmente decimos los hondureños. Aquí de lo que se trata es hacer las cosas a corto plazo para obligarse a centrarse en lo urgente, porque, si no, como reza el otro adagio popular, “para luego será tarde.

Aquí cerca en El Salvador el gobierno ya fijó los precios de los combustibles y determinó absorber el incremento por dos meses, al tiempo que ya ordenó mantener la actual tarifa del transporte público so pena de sancionar fuertemente a los transportistas que se atrevan a especular con el precio del pasaje. Once medidas en total que sin duda contribuirán a minimizar el impacto de la inflación a cientos de miles de familias salvadoreñas.

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 En Costa Rica el gobierno saliente estableció una serie de créditos fiscales transitorios para el pago del impuesto sobre la renta a los sectores productivos y el transporte colectivo, además de proceder a congelar el impuesto único sobre los combustibles.

Siete medidas para aliviar el golpe de las alzas de los combustibles y que seguramente le han generado un cierto grado de tranquilidad a los costarricenses también golpeados por los graves problemas derivados de los altos precios. De eso es que se trata el espíritu de nuestro llamado al gobierno de la presidenta Castro. Actuar ahora para que después, a mediano y largo plazo, la situación de la economía y la estabilidad en los precios no sea frágil ni tumultuosa.

El gobierno de Nicaragua congeló desde mediados del mes de marzo los precios de todos los derivados del petróleo refinado mientras sometió a revisión un proyecto que crea un fondo para subsidiar los combustibles. Planes y acciones urgentes que si bien no serán la solución perfecta, es lo más rápido y lo menos costoso hasta que se encuentren soluciones más amplias y de mayor impacto.

 El Consejo Hondureño de la Empresa Privada ha quedado también a la espera del llamado del gobierno para sumarse a una mesa de trabajo en la que se debieron ya a esta altura explorar todas las posibilidades para enfrentar como sociedad las consecuencias de los altos precios.

Lo peor, lo volvemos a decir, no es que suban aún más los precios ni que la tarifa eléctrica no nos siga electrocutando. Lo grave es que no hayan salidas ni se mitigue el impacto de esta escalada global, a partir de las medidas y un plan de contingencia que a esta altura ya tendría que estar en vigencia!.