Van de la mano el crecimiento económico en tiempos de crisis y el manejo de la pandemia. En este tema, Honduras no ha logrado un equilibrio.

Son más los errores que se ha cometido en la gestión de la emergencia, lo que -a su vez- repercute en el tambaleo de la economía y en los deprimidos indicadores de empleo, producción, competitividad e inversión.

Está escrito que Honduras no va a lograr una recuperación de su economía mientras no alcance un control razonable de la pandemia que golpea con fuerza en los días que corren.

La mayor preocupación es que todo el sistema sanitario muestra muchas flaquezas, en tanto la detección de casos del nuevo virus y la tasa de mortalidad se han disparado de manera alarmante.

En esta misma medida, la economía del país se mantiene deprimida y sin posibilidades de salir de su postración. Los empresarios se quejan que el Gobierno presta "oídos sordos" a la solicitud de tomar en cuenta programas de ayuda crediticio y financiero e iniciativas de alivio tributario para crear más empleos, atraer capital y generar riqueza.

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Economistas hondureños aseveran que, la falta de medidas apropiadas en materia económica y fiscal, sumado a la desorientación con que es tratada la urgencia sanitaria, echan por tierra las previsiones de crecimiento de cuatro por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

El Banco Mundial ha estimado en 4.5 por ciento el alza de la economía hondureña en 2021, tras sufrir una caída de casi diez por ciento en 2020.

El Fondo Monetario Internacional ha señalado que la recuperación económica será “leve” y estará sujeta a muchas variantes. Las más recientes estimaciones subrayan que no será sino en 2024 que probablemente se obtenga una recuperación del ingreso per cápita en toda América Latina.

Las perspectivas dependen no solo del resultado de la lucha entre el virus y las vacunas, sino que también del grado en que las políticas económicas puedan limitar los daños causados por la histórica crisis.

La economía hondureña en particular, que ya reflejada signos de recesión antes de la plaga que llegó en marzo de 2020, enfrenta muchas amenazas derivadas de un vacío de planificación para gestionar la crisis.

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