Dos actores existieron en la participación de la ejecución en la madrugada del jueves de cuatro joven, entre el hijo del expresidente Porfirio “Pepe” Lobo Sosa, cuando estos salían de una discoteca en el bulevar Morazán en Tegucigalpa, Francisco Morazán, según el médico forense hondureño, Denis Castro Bobadilla.

“Hay un autor uno", que estuvo dentro de la discoteca o en sus alrededores y "tuvo comunicación con el autor dos" al decirle a este que los jóvenes iban de salida para que los acribillaran, indicó Castro Bobadilla.

"Es decir, hubo planificación y para poder hacer eso, es porque es gente entrenada en estos haberes”, expresó Castro Bobadilla a HRN.

Insistió que por “el sitio donde ocurrió, las armas utilizadas, las personas afectadas, requiere necesariamente de una planificación, comunicación, acción”.

El crimen ocurrió a eso de las 2:00 de la madruga del jueves 14 de julio, cuando las víctimas salían en vehículo del estacionamiento del edificio donde queda la discoteca y fueron interceptados por un grupo de sicarios que colocaron el carro en que se movilizaban en la salida del parqueo.

Los asesinos bajaron del automotor y se acercaron al vehículo donde iban los muchachos, los bajaron de la unidad y los acribillaron.

Los ahora occisos respondían a los nombres de Said Omar Lobo Bonilla, hijo del expresidente Pepe Lobo; Luis Armando Zelaya, sobrino político del general retirado, Romeo Vásquez Velásquez, José Salomón y Norlan Rivera.

Además, en el tiroteo uno de los sicarios resultó herido, quien aparentemente fue trasladado por sus compinches a un centro asistencial privado, donde habría fallecido, información que hasta el momento no ha sido confirmada por las autoridades.

El doctor Castro Bobadilla sugirió que los vehículos en los que se trasladaban los jóvenes no deben ser tocados por nadie, esto con el fin de poder encontrar alguna huella de los sujetos que cometieron el crimen.

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“Los hechores pudieron haber dejado sus huellas en los vehículos”, detalló Castro Bobadilla en una entrevista con HRN.

A criterio del especialista hondureño, la forma de cómo los antisociales ejecutaron el cuádruple crimen “requiere un tipo de entrenamiento”.

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