La agrupación que se ha dado en llamar Coalición Ciudadana de Oposición, es convocada en un momento de crisis económica, inestabilidad social y convulsión política en el país.

Nuestro país es literalmente un hervidero. La presidente ha llamado a una movilización para presionar por el nombramiento del fiscal general y de su adjunto, una convocatoria a todas luces desafortunada, no sólo porque es una intromisión en otro Poder del Estado, sino porque lleva implícita una invitación a sembrar más caos, intolerancia y revanchismo.

Y en las entrañas del Congreso Nacional, los desacuerdos atravesaron las fronteras de lo razonable, el debate no es viable y las posibilidades de entendimientos están enterrados.

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Las posiciones de los diputados de distinto signo son irreconciliables, excepto cuando han tenido que entrar en negociaciones para la repartición de cuotas de influencia como sucedió con motivo de la elección de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y como seguramente ocurrirá en ocasión del nombramiento del fiscal general.

Las imposiciones en lugar del respeto a la pluralidad, la ideología y no el orden reflexivo, y la corrupción en vez de la rendición de cuentas, son el común denominador en la conducta de nuestra clase política.

Y en la medida en que nuestros líderes y dirigentes no antepongan sus mezquindades ni sus ambiciones o deseos de venganza, el destino de Honduras está sellado por las dictaduras de izquierda y de derecha, la agonía de la democracia, la caída de nuestras instituciones y la pérdida de confianza de la población en el sistema de gobierno.

La polarización es otro de los distintivos de la propuesta de refundación de Honduras. La intolerancia no sólo está presente entre los altos y medianos mandos del Poder Ejecutivo y del Congreso Nacional, sino en la cúpula de Libre respecto a la empresa privada, los organismos de sociedad civil y la oposición política

En año y medio del gobierno de Libertad y Refundación (LIBRE), la reconciliación entre los diferentes actores es una promesa de campaña que se dejó de lado y un reto que el poder bicéfalo Zelaya- Castro no ha querido asumir.

Nos parece que los propósitos de la Coalición Ciudadana de Oposición, dada en nacimiento esta semana, serán auténticos sólo si están alineados con la defensa de la democracia, la paz, la justicia y la equidad.

Pero si nos atenemos al ADN de nuestros políticos, el frente opositor será una coyuntura electoral, mas no una plataforma ciudadana de rescate del país. El tiempo va a desvelar las genuinas o las falsas intenciones de quienes dicen que son los redentores de Honduras, de uno y otro bando.

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