Son intensos los cabildeos entre los diputados que han resultado electos para el período 2022-2026, con vistas a nombrar al nuevo presidente del Congreso Nacional.

Las bancadas de los partidos Libre, Nacional, Liberal y Salvador Honduras, han entrado en un proceso de discusiones y negociaciones al más alto nivel, con vistas a fijar su postura respecto a la nominación del congresista que asumirá la Presidencia de la Cámara Legislativa.

El ala de Libertad y Refundación, conformada por 50 diputados, y el bando opositor de 44 legisladores nacionalistas, se reunirán en las próximas horas para tomar una decisión alrededor del líder que será ungido en la titularidad de la Cámara Legislativa.

En este escenario turbulento, el Partido Salvador Honduras reclama que se cumplan los acuerdos alcanzados con Libre, en torno a la postulación al cargo de presidente del Poder Legislativo, mientras los liberales ya se habían pronunciado para que el cargo surja de las entrañas de la institución política que ganó las justas a finales del año pasado.

Todos estos acercamientos están bien avanzados y deben desembocar en cuestión de un par de días. Las negociaciones, los pactos y cálculos de uno y otro lado están a la orden del día. Así ha ocurrido siempre; no deberíamos de aguardar por una intención distinta de los políticos.

Aunque no todos, quienes formaron parte de las legislaturas anteriores -algunos de ellos reelectos para los próximos cuatro años- han dejado una muy cuestionada hoja de servicio. Sus notas de descalificación están dadas por la aprobación de contratos lesivos, así como por la creación de leyes y normativas en serie, pensadas al calor de la corrupción y la impunidad.

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Los hondureños nos manifestamos contundente y claramente en las urnas. Nuestra demanda es que el diputado que sea electo como Presidente le dé esencia al cometido de velar por un sistema de contrapesos democráticos, el equilibrio, la gobernabilidad, el pluralismo y la deliberación legislativa genuina.

Aspiramos los hondureños a que se dé un “giro de timón” al actual orden de cosas y que se allane el camino hacia el adecentamiento de las ejecutorias del Congreso Nacional.

Esto quiere decir, cerrarles el paso a las maniobras que siempre se tejieron en la Cámara Legislativa, gracias al poder hegemónico que se ha mantenido y que ha desembocado en la creación de cuerpos legales de consecuencias muy negativas para los intereses del país.

Los ciudadanos votamos por una limpieza en el ejercicio del poder y por una lucha frontal por la justicia, la rectitud y la rendición de cuentas. Esto incluye el adecentamiento de la tarea legislativa y sus relaciones con la independencia de los Poderes del Estado, la gobernanza y la transparencia.

Los políticos que han recibido el poder por depósito de los hondureños, se deben -sin duda alguna- a los dictados populares que están dirigidos a la búsqueda del bienestar, la prosperidad y la justicia.

¡Que primen, en esta coyuntura de la vida institucional de Honduras, la sabiduría y la sensatez en la selección del nuevo presidente del Congreso Nacional, por el bien de nuestra democracia!