Evidentemente, nuestros líderes políticos No han comprendido fielmente su condición de depositarios de la voluntad popular, de su compromiso de profundizar la democracia y de robustecer el Estado de Derecho, a la luz de procesos de consulta participativos y de probada legitimidad.

Nuestros políticos, en general, se han dado a la tarea de restarle fuerza y desnaturalizar la democracia hondureña que está reducida a una simple manifestación electorera.

En el umbral de los comicios generales del 28 de noviembre, hay sectores interesados en colocar trabas a las iniciativas orientadas a proteger las elecciones de las manos oscuras del fraude, del tráfico de votos y de la compra de voluntades.

Como ocurrió en la fase previa a las justas internas y primarias de marzo anterior, fuerzas políticas en contienda nos tienen enzarzados en el tema de la Transmisión de Datos Preliminares Electorales (TREP),  y el sistema biométrico que han  sido postulados para darle un grado notable de credibilidad a la consulta para la que estamos convocados 5.3 millones de hondureños.

Núcleos de políticos que se han dado a la tarea de crear una atmósfera de dudas alrededor de las elecciones presidenciales, han puesto en tela de duda las credenciales legales y técnicas del proyecto de la Transmisión de Resultados Preliminares que ha sido adjudicado a un consorcio extranjero.

La contratación del TREP es un "gran enredo" y un nido de sospechas. ¿No será que está de por medio una estrategia "boomerang" con efectos distintos a los declarados? ¿Se está construyendo una polémica contra la transmisión de datos con fines no confesados o propósitos desviados?.

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No deberíamos exponernos a pasar por la experiencia aciaga de los comicios primarios, cuando las mismas jugadas de los políticos impidieron que se obtuviera el respaldo del TREP y el Consejo Nacional Electoral fue incapaz de solventar la demora en el conteo de los votos y el procesamiento de las actas de cierre.

Fueron los medios de comunicación, especialmente nuestra empresa líder HRN-Televicentro, los que llenaron ese vacío y presentaron a los ganadores y perdedores de la contienda con base en los datos arrojados por nuestro centro de cómputo.

El desenlace de la jornada de marzo fue fatal para la democracia. El proceso quedó deslegitimado, los aspirantes -en su mayoría- terminaron desacreditados, y la población totalmente desencantada de las prácticas de la clase política.

Faltan unas cuantas semanas para que acudamos a las urnas. Y la democracia hondureña sigue bajo ataque. Hay francas intenciones de boicotear las elecciones, de entorpecer el ejercicio limpio del sufragio, de generar zozobra, de quebrantar la paz social y de hundirnos en una nueva crisis.

¿O es que creen los conspiradores que los ciudadanos No hemos descifrado la pretensión de llevarnos a una consulta en un clima de zozobra? Por algo es que hay voces que se levantan contra la transmisión de datos preliminares. Y por alguna razón inconfesable es que también se ha dado aliento a una campaña para que sean acreditadas las dos cédulas de identidad.

Los hondureños No debemos permitir que la justa comicial de noviembre sea empañada por los "politiqueros" de siempre; tampoco demos cabida a acciones sucias, invertidas y fraudulentas motivadas por quienes pretenden erosionar nuestro Estado de Derecho. ¡Acudamos en masa a las urnas y hagamos que nuestro voto cuente!.

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