La revisión de los contratos de generación de potencia es la principal condición para, al menos, hacer el intento de rescatar la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE).

Así lo han puesto de relieve los ex funcionarios de la empresa y expertos en esa materia, en cuya opinión los operativos para ponerle fin al hurto de energía son apenas uno de los pasos que hay que dar para detener la hecatombe de la estatal.

Los conocedores del mercado energético sostienen que muchos de los problemas que enfrenta la ENEE se deben a que No se tomaron decisiones oportunas en diferentes períodos, pero -sobre todo- a que los contratos de generación fueron firmados en enorme desventaja para la institución y para el país en general.

Las tarifas han sido fijadas mediante costos marginales y No con base en criterios de competitividad del mercado, explican los especialistas a partir de una evidencia: La Empresa de Energía Eléctrica ha mantenido un modelo equivocado para motivar la generación, basado en privilegios desbordados para los desarrolladores.

La contratación de energía térmica y particularmente de potencia renovable, ha sido posible gracias a una misma carta de incentivos otorgados por algunos políticos, asociados con ciertos empresarios, lo que ha traído consecuencias negativas para las finanzas de institución.

Y uno de los peores acuerdos negociados con los inversionistas privados es el referido a los cargos fijos que reciben las empresas generadoras, independientemente si las plantas son puestas en operación o No.

Nada más por esta línea, la institución pagó el año pasado más de cuatro mil millones de lempiras. Los términos recibieron 2,500 millones de lempiras y los renovables se beneficiaron con alrededor de 1,660 millones.

A esta cantidad se añade la deuda por generación. Hasta julio de este año, la institución de servicio público tenía un saldo de 1,750 millones de lempiras con los que generan energía a partir de carburantes y de 6,600 millones con los desarrolladores de la potencia que proviene de los recursos naturales.

Está bien apegada a la realidad la calificación de "desastrosa" que le han dado los expertos y miembros de órganos externos, como el Banco Mundial, a la administración de la ENEE.

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