Son tiempos atípicos los que vivimos con motivo de la pandemia covid-19 que arrecia en víspera de la celebración de navidad y año nuevo.

Es verdaderamente cuestionable que hayan transcurrido nueve meses desde que fueron detectados los primeros cuadros de covid-19 y que sigamos ayunos de acciones que formen parte de una intervención epidemiológica planificada.

No es menos reprochable la actitud temeraria y hasta suicidad de la gran mayoría de la población que ha salido a tropel a los mercados, a los centros comerciales, a los malles y a las terminales de transporte, al fragor de las fiestas de fin de año.

La gente ya olvidó que estamos en una etapa de incidencia mayor del virus. Poco importan las consecuencias que tendremos que pagar en los primeros meses de 2021 y que podrían ser "catastróficas".

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Los centros de triaje y las unidades de estabilización reportan una elevación sostenida en la detección de casos positivos y en el número de decesos causados por el virus.

¡¿Cómo no hacernos eco de los llamados angustiosos de los médicos y personal de salud, en general, que ha estado al frente de la guerra contra el letal covid, para que la población no baje la guardia y mantenga las medidas de contención?!

¿Cómo no recalcar que nos preocupa en extremo que la gente se niegue a utilizar mascarillas y a guardar la distancia para evitar el contagio por el virus, simplemente porque está jugando a la ruleta rusa?

¡Hay que ser irresponsables al extremo y asombrosamente inconscientes para tomar semejante actitud desafiante frente al recrudecimiento  despiadado de la pandemia!

Es objeto de críticas, en ese mismo orden, la falta de planificación en el manejo de la pandemia y es cuestionable que todas las acciones adoptadas hasta ahora, como la puesta en marcha de los centros de triaje y la integración de las brigadas médicas, hayan sido tomadas por la fuerza de las circunstancias. 

El Sistema Nacional de Gestión de Riesgo (SINAGER), nunca ha actuado en consonancia para encarar la emergencia sanitaria; más bien, sus decisiones han obedecido al juego de “cartas sacadas de la manga”.

Por eso es los señores que dirigen la respuesta a la emergencia epidemiológica “andan a ciegas” y desestiman las propuestas de expertos, entre éstas la necesaria adopción de tratamientos profilácticos como es el suministro de ivermectina.

Científicos, investigadores y médicos de reconocida reputación se han pronunciado a favor de que este medicamento sea incluido prioritariamente dentro del esquema de abordaje de los pacientes con covid por su incuestionable efectividad.

Los estudios y evaluaciones de rigor sobre los resultados del fármaco en el combate al nuevo virus, destacan que es una probada alternativa para el fin de reducir los contagios y disminuir la complicación del cuadro clínico de los enfermos.

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¿Por qué no son escuchadas las voces de quienes Sí saben cómo proceder ante los embates del covid? ¿Por qué no emprendemos una ofensiva más concatenada que sea el producto de una estrategia frente a la pandemia, en lugar de seguir jugando con fuego ante el mortal virus, sin saber hacia dónde vamos?

¡Aprendamos de las lecciones que nos han dejado nueve meses de un "brutal acecho" del covid!

¿Qué pasará si volvemos al colapso de los hospitales como hace unos meses, si el personal de salud continúa contagiándose y si tiene lugar la irracional idea de volvernos a confinar y de cerrar otra vez la economía?

¡El que quiera oír, que oiga: O enfrentamos con responsabilidad y planificación esta pandemia o perecemos todos mientras nuestro país se hunde!