El panorama no es alentador. Honduras se encuentra en riesgo fiscal y bajo una presión fuerte por el estancamiento económico yuna alta inflación.

En lo que va de este año, el ritmo de la actividad económica se ha desacelerado y caído cuatro por ciento. Para mayor desventura, no se prevé que cambien las condiciones para potenciar la competitividad, atraer la inversión, generar empleos y mejorar el nivel de vida de la población en rezago.

El Producto Interno Bruto no va a crecer más de tres por ciento al término de este año, se espera que el déficit fiscal sea de cuatro por ciento del PIB y que el costo de vida siga enclavado en dos dígitos, una combinación de factores que vuelve más difícil para Honduras el manejo de la crisis por su condición de país muy vulnerable.

El único indicador que tiene buenas perspectivas son las remesas, la principal fuente de sostenimiento de la economía hondureña, pero cuyo crecimiento en el primer semestre está contrarrestado por el déficit fiscal y el uso peligroso de las reservas internacionales.

La calificación negativa que le ha otorgado a Honduras la agencia Standard and Poor´s, refleja el nivel de riesgo en que se encuentran nuestras finanzas.

Esa evaluación especializada también nos muestra que para nuestro país será cada vez más complicada la colocación de bonos soberanos, más difícil el acceso a créditos y casi imposible obtener recursos internacionales a tasas de interés preferenciales.

Te podría interesar: Deterioro fiscal, estancamiento económico y alta inflación vuelven vulnerable a Honduras

Consideramos que nuestras autoridades cometen un craso error al rechazar con vehemencia y hasta con empecinamiento, los argumentos de Standard and Poor´s sobre el riesgo crediticio de nuestro país.

Funcionarios de la Secretaría de Finanzas han señalado que la mencionada calificadora estadounidense desconoció los resultados de las recaudaciones tributarias y los esfuerzos empeñados en el otorgamiento de subsidios para la energía y los combustibles.

Al mismo tiempo, han criticado que Standard and Poor´s haya evaluado incorrectamente de "estable" el manejo de las finanzas en el gobierno del exmandatario, Juan Orlando Hernández, a pesar de haber contratado deuda interna a elevadas tasas, acelerado la quiebra de laENEE, y ampliado fideicomisos, exoneraciones y amnistías.

Quienes llevan las riendas del país, tendrían que dejar de lado la narrativa de confrontación. Lo que urge es marcar una ruta de estabilidad financiera y recuperación económica, y armar una estrategia para neutralizar o mitigar los efectos de la convulsión internacional.

La reformulación del Presupuesto, la reorientación de la deuda pública, el rescate financiero de las empresas públicas, y la adopción de medidas favorables a la inversión y a la competitividad de las empresas para generar empleos, son los principales retos que enfrenta el país en la presente crisis.

Lo que observamos es, sin embargo, un anquilosamiento; no hay reacciones a una amenaza apocalíptica que hay que revertir cuanto antes.