Advertimos que existe una obstinada acción impulsada por el Gobierno y por ciertos grupos económicos agazapados para crear un monopolio en la gestión de los aeropuertos del país.

La decisión es darle la extrema unción al aeropuerto Toncontín y, como si No fuera suficiente, entregar los servicios de carga de la terminal Ramón Villeda Morales de Cortés a la concesionaria de Palmerola.

En el caso de Toncontín, su derrumbe es obra de malos hondureños aliados con oportunistas extranjeros que se han empeñado en cerrar la terminal aérea de Tegucigalpa para sus fines, a costa de la economía, de las oportunidades de negocios y de todas las potencialidades de la capital.

A pocos días para que los vuelos internacionales de la capital pasen a la terminal de Palmerola, han salido a la luz otras "componendas" que llevan el objetivo de privilegiar a la firma que ha recibido en "bandeja de plata" la administración y operación de las terminales de Tegucigalpa y de Comayagua.

Un documento que se ha hecho trascender revela que ya se presentó una petición para que Palmerola International Airport obtenga los negocios aeroportuarios de carga de Toncontín y de San Pedro Sula, como un mecanismo de compensación para recuperar la viabilidad financiera del proyecto.

La concesión de nuestros aeropuertos, en los términos en que se lleva a cabo, es lesivo para los intereses del país y contraproducente para los propósitos de ampliar las posibilidades de conexión de Honduras con el mundo, impulsar la llegada de capital, promover la industria turística y, en suma, explorar las rutas de la competitividad con reglas claras.

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Pero nuestros voraces funcionarios, sobresalen por ser los encargados de darle trámite a inversiones amañadas y de entrar en contubernios de toda naturaleza que en nada vienen a ventaja a nuestro país.

¿O es que tendríamos que interpretar en otro sentido la concesión de los aeropuertos, en este caso de Toncontín y de Palmerola, con la añadidura de que ahora se pretende centralizar la movilización de cargas de la zona norte?

Los procesos de alianzas público privadas han sido y siguen representando una plataforma donde se gestan los "grandes y opacos arreglos"; la vía por la cual nuestros bienes han sido entregados y, con ello, sepultado nuestras expectativas de evolución

El plan de acción para administrar y operar nuestros aeropuertos es una muestra fehaciente de cómo lo público es arrojado a manos privadas con alevosía y con toda la intención de destruir el patrimonio de los hondureños para beneficio de uno cuantos grupos ambiciosos.

Los hondureños No debemos permitir que prime la opacidad, la corrupción y otras prácticas malignas como son los convenios dirigidos a trasladar nuestros activos -vale decir nuestros aeropuertos- al margen de las leyes y de las más caras conveniencias de Honduras.

¡Esto es hipotecar al país, ponerle trabas a la competitividad, cortar de raíz el flujo de ingresos y echar por tierra la creación de riqueza! En la defensa de los intereses de las mayorías No debemos claudicar.

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