“No se puede construir el futuro de un país sobre ideologías que ya están gastadas, que a lo largo de la historia sólo han dejado más pobreza”. Esa meditación del cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga es exacta en cuanto a los signos de convulsión que sufre Honduras, y es pertinente en tanto nos pone en alerta sobre la aventura en que nos quieren embarcar los políticos.

Hay que prestar oídos atentos a los discursos que vociferan los grupos que están en el poder, fundamentados en puras ideologías y no en la reconciliación; en la fragmentación, no en las respuestas a nuestros males acumulados.

La mayoría de los hondureños depositó su voto de confianza en los comicios de noviembre de 2021 por el desarrollo económico y por la equidad social en nuestro país.

Pero, los resultados hasta ahora no son correspondientes con los compromisos de los gobernantes. Es evidente que no hay voluntad de la clase política para convocar a los diferentes sectores a una jornada de conciliación, con miras a alcanzar un entendimiento nacional.

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Estamos yendo al fracaso y no vamos a poder salir de esa cuesta si quienes detentan el poder siguen empecinados en abandonar nuestro país en las ideologías gastadas, cuyo principal fruto es precisamente la pobreza y la desestabilización institucional.

Nuestra problemática tiene raíces profundas. Las dificultades de orden económico, social y político por las que transitamos exigen de grandes soluciones consensuadas.

Es cierto que son problemas estructurales que hemos arrastrado por décadas enteras, pero también es innegable que no se ha definido, ni antes ni ahora, un rumbo para encontrarle una salida a cada uno de los males que nos agobian.

La banda de la pobreza se ha ensanchado, el desequilibrio social es acentuado, la corrupción y la impunidad han ido en espiral y la violencia criminal se ha recrudecido.

Hoy más que nunca, urge que la población, los legítimos representantes del poder y los verdaderos líderes nos unamos para delimitar el norte de este país que está a la deriva.

¿Quiénes son los principales actores y responsables de nuestra problemática? ¿Cuáles son las causas, consecuencias y potenciales soluciones a nuestros males estructurales?

En HRN abogamos por una profunda reflexión acerca de nuestro presente y futuro, con vistas a interpretar nuestra realidad y encontrar las respuestas salomónicas a nuestros crónicos padecimientos.

¿Hacia dónde va Honduras? ¿Por qué no nos comprometemos todos por nuestro país? ¿Qué nos impide sellar un pacto nacional, abandonar las ideologías y dar un giro hacia el progreso?

Nuestra gran misión debe ser dar "todo" por Honduras.