La improvisación es el sello de las actuaciones del Gobierno del Poder Popular y el tinte ideológico parece marcar la ruta de la administración del Estado.

Turbación ha causado en distintos círculos políticos, académicos y populares, las propuestas encaminadas a intervenir la estructura de gobierno de organizaciones de la sociedad civil.

La iniciativa para desaparecer al Foro Nacional de Convergencia (FONAC), y sustituirla por un modelo de representación popular denominado Mesas Ciudadanas, es un paso que hay que medirlo bien por su motivación política.

Altos funcionarios del actual Gobierno, le han enrostrado al secretario general del Foro de Convergencia, Omar Rivera, haber colaborado con lo que ellos llaman "régimen corrupto y autoritario" del exmandatario Juan Orlando Hernández.

No debería de ser un problema central de discusión si el funcionario en cuestión ha sido o no un subalterno. Lo que sí es verdad, es que el FONAC ha sido un nido de distintas agrupaciones de la sociedad civil que han sido instrumentalizadas en distintos gobiernos de turno.

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Pero nos preguntamos: ¿No debió respetarse la diversidad de opiniones y ser puesta sobre la mesa de debate la iniciativa que busca darle el tiro de gracia al FONAC?

Interpretamos que la instalación de las denominadas Mesas Ciudadanas será un simple cambio de "nomenclatura" y dará lugar a un espacio de intervención del Poder Ejecutivo, tejido bajo un enorme paraguas ideológico.

En la mira estaría también el Consejo Nacional Anticorrupción, cuyos directivos han alertado sobre la intención de "propinarle un golpe" a la estructura de lucha contra la deshonestidad, aunque los diputados oficialistas juran que esto es "buscar enemigos donde no los hay".

Hay indicios para pensar que podríamos estar en la primera fase de una escalada dirigida a "cooptar" las organizaciones de sociedad civil.  No deberíamos de desestimar del todo que exista la intención de instrumentalizar la plataforma institucional como ha ocurrido en el pasado.

El peor saldo para nuestro país, en semejantes circunstancias, es que en nuestro país se profundice la división política con revestimiento ideológico.

No vamos a ningún lugar si ésta es la causa que persigue el Gobierno del Poder Popular. Hay una visceral confrontación en la cúpula del Ejecutivo y una falta de articulación en el ejercicio del poder.

¿Nos están dirigiendo hacia un Estado ideologizado o es una simple improvisación en la administración de Honduras? Nuestra aspiración es que se perfeccionen la democracia, la libertad, que se respete nuestra institucionalidad y que se defina la ruta del desarrollo.

No es el populismo, ni el mal entendido socialismo democrático; tampoco la ideología extrema, ya se trate de izquierda o de derecha, la respuesta a nuestro atraso, sino la visión de país y el plan de nación con una participación incluyente en la edificación de nuestro futuro.

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