Ha despertado muchas reacciones el anteproyecto de una ley que propone la creación de la Sociedad Administradora de Fondos para el Desarrollo Sostenible (Fondes), en busca de gestionar recursos de los institutos de previsión.

Es unánime el rechazo expresado por los distintos entes previsionales y sectores que están vinculados directamente con la temática y que se sienten amenazados por la pretensión de que los recursos sean desviados a otros fines.

La empresa privada ha demandado una opinión calificada antes de que la cuestionada iniciativa legal sea discutida y, en el peor de los casos, aprobada con prisa y al calor de malas ideas preconcebidas.

Y los jubilados, pensionados y profesionales de la economía y de las finanzas han advertido que existe una pretensión velada de hacer “una piñata” con los fondos de los entres de previsión.

Y aunque el Poder Ejecutivo y el Congreso Nacional se han comprometido a someter el anteproyecto a un profundo escrutinio y a analizar sus alcances, las dudas prevalecen en cuanto al peligro de que el patrimonio de los sujetos del sistema de previsión nacional sea destruido o que los fondos sean puestos en inversiones riesgosas.

No es la primera vez que se plantea un designio semejante para descapitalizar las organizaciones de previsión social y que se ponen a tambalear los fondos de los empleados activos y de los jubilados y pensionados.

Son diversas las ocasiones en las que se han emprendido acciones tendientes a abrir la puerta para el manejo discrecional de los dineros que administran las entidades de previsión.

No es extraño que detrás de este tipo de proyectos aventurados estén sectores que han expresado su interés en “caerle” a los recursos con los que cuentan las instituciones previsionales.

No es para menos, porque –en su conjunto- dichas dependencias manejan más de cien mil millones de lempiras. No nos sorprende, entonces, que hayan proliferado en el pasado y que se realicen esfuerzos en el presente para “tocar” e “intervenir” todos esos recursos de manera liberal.

Ya en el pasado reciente, los trabajadores, jubilados y pensionados, denunciaron que los fondos de previsión habían sido orientados a la ejecución de proyectos del Gobierno, como es el caso del Centro Cívico, con un potencial riesgo de menguar las reservas o de colocar en zona fangosa su recuperación.

Tienen razón quienes están a la expectativa de la nueva acción velada de manipular los fondos previsionales, a través de una Sociedad Administradora de Fondos para el Desarrollo Sostenible.

No se cuestiona que se hagan esfuerzos para gestionar recursos o que sean identificadas fuentes de financiamientos para la ejecución de proyectos de desarrollo.

Lo que no puede ocurrir es que prosperen propósitos perversos y oscuros para desangrar los fondos de los institutos de previsión y debilitar sus cimientos, con el objetivo de colocar en riesgo el sustento y bienestar de los afiliados.

No puede ser permitida la intención de manipular los recursos que proceden de toda una vida de trabajo por parte de quienes aspiran a gozar de un retiro digno y honesto en Honduras, donde se impone la inequidad y la injusticia social.

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