Mientras la institucionalidad nos sigue manteniendo en ascuas con la publicación del censo electoral que hace siete días atrás debió ser entregado a los partidos políticos en contienda, aquí necesitamos que de una vez por todas nos pongamos serios y además claros sobre cómo garantizarle certidumbre a este proceso comicial.

Como ciudadanos de este país demandamos que la institucionalidad electoral se amarre de una vez los pantalones y regule este escenario de dimes y diretes en un tema que no ha hecho más que acrecentar la especulación y la incertidumbre: los hondureños vamos a ir a votar sólo con el nuevo documento de identificación nacional.

Nos ha costado mucho y hemos tenido que esperar demasiado tiempo para que ahora nos quieran salir con que el nuevo documento de identificación no es suficiente para ir a votar en las elecciones de noviembre.

El Consejo Nacional Electoral debió hace ya un buen rato poner en su sitio a los que persisten en que el DNI no es un documento garantista de seguridad electoral y ciudadana al momento de ir a depositar el voto.

¿Vamos a seguirle haciendo cancha a los que parecen empecinados en lograr que a las elecciones de noviembre vayamos con las dos identidades?. ¿No ha sido acaso una onerosa inversión para que hayan algunos que todavía anden en la onda de ir a las urnas con los dos documentos de nacionalidad?   

El nuevo DNI ha sido un proyecto que se nos vendió para fortalecer el orden democrático y encarar las suspicacias y sospechas de fraudes en los procesos electorales. De ahí la importancia y trascendencia que tiene para Honduras, para el mismo orden democrático, la construcción de nuevo sistema electoral, a partir de la emisión de un nuevo documento de identificación que tiene que redundar en la edificación de un confiable padrón electoral y de un seguro sistema de identificación de los hondureños.        

La institucionalidad debe terminar de ser clara para que se disipe esa rumorología alimentada por ciertos sectores que a toda costa quieren seguir jugándonos sucio en los procesos electorales. Esa rancia clase política que se ha beneficiado de la sistémica vulnerabilidad del documento de identificación. No podemos ir los hondureños a las elecciones de noviembre ni con la ahora vieja tarjeta de identidad, ni con ella y con la nueva!. Es la depuración y renovación del sistema electoral en toda su integralidad la que nos va a garantizar un proceso lo más cercano a la trasparencia.

Y mientras emplazamos al CNE a que de una vez por todas se pronuncie y nos deje claro que a los comicios de noviembre iremos sólo con el nuevo DNI, de más está seguir exigiendo y aspirando a un confiable padrón electoral que por fin comience a fortalecerse con un nuevo y renovado documento de identificación nacional, para que ya no sigamos en las urnas siendo víctimas del  malsano ventajismo que han tenido siempre los mañosos a costa de este sistema electoral vulnerado por la trampa.

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