Justo el fin de semana la Secretaría de Gestión de Riesgos y Contingencias Nacionales emitió un comunicado en el que confirma la cancelación del contrato que se había suscrito para la remodelación del cuarto piso del Hospital Mario Catarino Rivas en San Pedro Sula, para los efectos de atención de la pandemia.

El otorgamiento de la obra fue dado por fallido, debido a que la empresa beneficiada no cumplió con los acuerdos establecidos y ahora se iniciará otro proceso engorroso que concluirá quién sabe cuándo, pese a que estamos en el peor momento de la urgencia de salud.

Así se ha actuado en este viacrucis epidemiológico por parte de nuestras autoridades: sin oportunidad, ni eficiencia, siempre en la búsqueda de respuestas "arrebatadas".

No podíamos pisar el peor escenario. Los hospitales móviles son un fiasco; están convertidos en verdaderas "chatarras" o "tiendas de campaña" que nunca sirvieron para atender a los pacientes covid. ¡Grosero e impune despilfarro de 1,200 millones de lempiras!

Y en lo que toca a los hospitales regionales, No se les ha dotado de los suficientes recursos, ni de una planta de especialistas requeridos; tampoco de insumos ni equipos para hacerle frente a los embates del covid. Los centros de triaje y las unidades de estabilización también están inermes frente a la acometida del virus.

Es insólito que a estas alturas y con la gravedad de la situación persistan la falta de recursos para el pago de salarios a los héroes de primera línea, la contratación de personal especializado y adquisición de las vacunas, un tema este último que ha reflejado una gestión fracasada.

Ante la evidente ineptitud para garantizar la inmunización del pueblo, indispensable para contrarrestar la pandemia y contener sustancialmente los casos desbordados y la cifra de muertos, los  burócratas delegados se han limitado a convocar a conferencias de prensa en las que exponen abundantes pretextos del porqué no llegan los biológicos y a exponer sus programas de vacunación.

Hemos arribado a la era más riesgosa de la peste, condicionada por la aparición de una variante de covid 19 mucho más virulenta; No obstante, nuestras autoridades siguen "enclaustrados".

Nuestros funcionarios han llegado al extremo de restarle importancia a la gravedad de la cepa que está presente en nuestro entorno y, con todo desdén, han señalado que sólo es más transmisible, pero no más letal.

¿Acaso no están al borde del histerismo las salas de emergencia de los hospitales y las unidades de triaje? ¿No se nos están muriendo  los jóvenes y los niños?

Los señores de las carteras ministeriales de Salud, de Finanzas, así como los personeros del Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (SINAGER), y -en general- del Gobierno, deben actuar ¡de inmediato! y dejar la desidia con que actúan.

Porque el panorama epidemiológico que se pinta para nuestro país en el corto plazo es una réplica de lo que se vive en La India: ¡"catastrófico"!

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