El Consejo Nacional Electoral ya hizo la declaratoria oficial de los resultados de los comicios primarios y la clase política no tiene ya más asidero para seguir dilatando la aprobación de la nueva, amplia y urgida ley electoral en su totalidad!

Llegó la hora entonces de que esta institucionalidad partidaria, rancia y acostumbrada a mantener el desasosiego, nos diga si está o no comprometida con las mayorías y con los principios de pluralidad y respeto a la voluntad popular, o en su defecto, como lo ha estado siempre, con los grupos hegemónicos que aquí -autoritariamente- han hecho y desecho con el bien común, burlándose de la representatividad general.

¿Qué puede ahora postergar la discusión y aprobación de los artículos que quedaron pendientes de ser ratificados para su inclusión en la nueva ley electoral? ¿O esperamos a saber quién será el nuevo campeón del fútbol nacional?. ¿O quién será el próximo en cantar en la corte federal de Nueva York?.

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La clase política y esta institucionalidad acomodada con el fraude y replegada a los intereses de grupúsculos, cúpulas y camarillas partidistas, no puede seguir dilatando lo que es una urgencia nacional, un punto de quiebre entre elecciones amañadas estilo Honduras y procesos que en la medida de lo posible, le garanticen hacia adelante a la gente que lo que suceda con su voto sea el reflejo de su voluntad y libertad de escoger!.

Honduras no puede seguir permitiendo que una cúpula de poder político siga decidiendo por nosotros!. Este obsoleto y viciado sistema electoral vigente ya no nos sirve y es el mayor peligro para la estabilidad democrática hondureña!.

No hay manera de avanzar hacia la consolidación democrática y electoral si la sociedad hondureña no presiona y no logra que la clase política termine de aprobar todo el paquete de reformas! Es que no hay manera también de “despartidizar” las mesas y devolverles la “ciudanización” robada y defraudada a los electores!.

Y miren partidos y políticos: el elevado abstencionismo electoral como el descontento, el enojo y la desconfianza hacia los procesos e instituciones en Honduras es el resultado de sus decisiones, de su comportamiento, de su alejamiento de los intereses colectivos para privilegiar la corrupción, el trance y el secuestro de la voluntad popular en las urnas!

Si la estabilidad democrática pende de un hilo es por culpa de la retrógrada y mañosa clase política doméstica, y si esa institucionalidad resabida y obsoleta no reacciona es y será por culpa de una sociedad que aquí pareciera terminó legitimando la captura del estado de derecho, el fraude y las sinverguenzadas de los políticos de toda calaña!

Un mes después hondureños conocen los resultados de las elecciones primarias de marzo