Si hay algo en lo que los hondureños estamos de acuerdo es que los comicios electorales -a pesar de todas sus imperfecciones- siguen y seguirán siendo la vía más expedita y ciudadana para escoger autoridades y forma de gobierno. Y nunca como ahora, coincidimos también, la democracia hondureña necesita reglas claras y confiables, y una actitud y un carácter que empodere la integridad y respete los soberanos intereses de las mayorías.

Estamos también claros en que la democracia y sus representativas formas de configuración como son las elecciones, están y estarán siempre en la mira de sus aciagos enemigos y conspiradores que solo conciben la democracia como el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre.

Por eso es que en la emisora ligada al corazón del pueblo vemos más allá de lo que pudiera ser un mero capricho, la indisposición que hasta hoy persiste en otorgar el presupuesto que las elecciones generales de noviembre requieren para que el proceso se realice. Eso, hemos dicho, sólo contribuye a atizar este ambiente incierto y sospechoso que no hace más que generar intranquilidad y desasosiego social.

Noticia relacionada: La ONU aboga por elecciones generales creíbles y transparentes en Honduras

Estamos a sólo un poco más de cuatro meses para acudir a las urnas y todavía hoy lunes no hay presupuesto para las elecciones generales. Y no hay nada que justifique ese retraso por más que los congresistas se quejen de que la solicitud de ampliación llegó tarde o que la Secretaría de Finanzas no haya remitido el dictamen correspondiente. Que el Consejo Nacional Electoral no garantice la compra en tiempo y calidad del equipo tecnológico, es un problema de los consejeros.

Lo que sí deben garantizar -por encima de todo- los consejeros es transparencia en el manejo de los fondos y rendir cuentas sobre las contrataciones y compras directas que deben hacer. Este es el momento histórico que la institucionalidad, la clase política, los partidos, tienen para limpiar su cara sucia: para revestir su actitud y carácter de confianza y legitimidad ante el soberano.

De allí la insistencia de HRN a la clase política para que no sea desaprovechada la coyuntura; para que nuestra rancia y cuestionada institucionalidad nos aseguren un proceso electoral transparente que pase por un mecanismo de votación y transmisión de resultados confiable y rigurosamente apegado a lo que el votante decida en la urna.

Un mecanismo de votación, lectura y transmisión que no apañe más las prácticas dañinas que terminaron empañando y deslegitimando los procesos electorales en Honduras. De eso se trata nuestro llamado y este es el clamor del pueblo hondureño. Honduras no quiere más un sistema electoral pando y colapsado por la mañosada y el fraude. A poco más de cuatro meses para el 27 de noviembre, Honduras exige que hayan elecciones!

Mira: Elecciones, presupuesto y transparencia