Un llamado al corazón de los hondureños está vivo. Es la solidaridad que perdura en la memoria de todo un país que cada año se vuelca a favor de la Teletón.

La gran movilización en pro de nuestros semejantes que presentan capacidades especiales tendrá desarrollo este viernes 12 y sábado 13 de febrero, en una manifestación de amor al prójimo.

La jornada de este año es inédita, porque nos debatimos en una crisis que nos impacta sin igual y que tiene su génesis en la pandemia y en el paso arrollador de los fenómenos naturales el año pasado.

Con todo, si hay algo que distingue al pueblo hondureño es su unidad en la desgracia, su espíritu noble en las adversidades y su vocación de ayuda a los demás en circunstancias excepcionales.

Desde la década de los años 80, cuando se realizó la primera edición de la Teletón, los hondureños hemos abrazado esta cruzada que promueve el bien, el interés común y el verdadero valor humano.

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Porque no podemos olvidar a nuestros semejantes con capacidades especiales, la Teletón nos invita a abrir nuestros corazones para contribuir a mantener vigente el proyecto concebido por el filántropo y empresario, don José Rafael Ferrari, y que ahora lidera el licenciado Rafael Villeda Ferrari, presidente de la Corporación Emisoras Unidas-Televicentro, para mover a los hondureños a identificarse con las necesidades de un creciente sector de compatriotas que viven con limitaciones diversas.

Con entrega y pasión, el recordado señor Ferrari, acompañado por distinguidos empresarios y eminentes líderes dedicados a la búsqueda del bien común, plantaron la semilla que ha dado frutos de honra, dignidad y bondad: la Teletón.

Los hondureños estamos convidados, una vez más, a hacer mérito de una causa justay piadosa que nació hace más de tres décadas y que ahora es un gran legado del eterno presidente de la Fundación Teletón y de aquellos hombres que emprendieron con él la enorme misión de acudir en auxilio de los necesitados.

¡Porque no podemos olvidar a nuestros hermanos con discapacidad, hagamos perpetua esa razón que nos liga íntimamente con nuestros semejantes y que hace real y eterno el gran mandamiento de amor al prójimo".